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jueves, 29 de noviembre de 2007

En esta última entrada correspondiente a las puertas de la Alcazaba incluimos tres apartados:

1.Puerta del Alpéndiz.
2.Portillo situado junto a la Puerta del Alpendiz
3.Otras entradas.



1.Puerta del Alpéndiz

La Puerta del Alpéndiz conserva la estructura acodada original (almohade) aunque la mayor parte de sus elementos han sufrido modificaciones muy importantes.

-La torre que remata el conjunto, a la que Juan de Subreville llama indistintamente Torre de la Condesa yTorre del Juego de la Condesa, es probable que presentase un cuerpo superior que ha desaparecido pero parece apreciarse en algunas vistas (P. María Baldi, 1668; vista de Juan de Subreville, 1738).



-En el arranque de la cortina que define el patio se levanta un saliente que en nuestra opinión es una especie de contrafuerte ya que está adosado tanto a la zarpa como a la cortina.
-Las cortinas han sido forradas para frenar su deterioro y el forro debió destruir la decoración de falsa sillería característica de los almohades. Al mismo tiempo el forro dio lugar a un regruesado del muro que en ocasiones se apoyó en la zarpa de tapial sobre la que los almohades levantaron las cortinas que definen el patio.
-El patio aparece cubierto con una decoración de falsa sillería. Al igual que sucedía en el patio interior de la Puerta del Capitel la falsa sillería sólo alcanza hasta media altura completándose la parte superior del muro con un simple encalado.



-La portada exterior lucía un arco de herradura aunque después se retallaron sus las jambas para facilitar el paso de carruajes. En esta operación se picó el peralte del arco y la puerta quedó reducida a un vano informe.





-En la portada interior parecen solaparse dos fases. En la fase más antigua la puerta era más alta y ancha que la actual (1).






A diferencia de las puertas de Yelves y Capitel no conocemos el trazado de la acitara que se extendía frente a ella pues debió resultar afectada al construirse el muro del Alpéndiz y sobre todo cuando se terraplenó la zona para construir una media luna.

Las puertas en recodo eran una magnífica solución desde el punto de vista defensivo pero al mismo tiempo suponían un obstáculo para el tráfico rodado. Como ya hemos comentado, para facilitar el paso de los carruajes se amplió la luz de los arcos mediante rebajes y chaflanes tanto en la portada exterior como en la interior. En la portada exterior se picaron las jambas y el peralte del arco herradura. En este caso el retoque fue tan agresivo que el arco perdió su forma de herradura. Tanto los retoques estructurales como la decoración de falsa sillería debemos fecharlos antes del cierre de la puerta en 1640.

En lo que se refiere a su evolución funcional recordemos que Fernando Valdés estima que la puerta a la que vino a sustituir la puerta almohade era la que comunicaba la Alcazaba con el camino de Mérida (2). Con el paso de los años este camino se convirtió en uno los ejes viarios más importantes del arrabal que se estableció frente a ella (Arrabal Oriental) (3).

La puerta y la calle no desaparecieron con la conquista cristiana. Así, en 1274 aparece citada la rrua ala puerta del apendiz como una de las calles de la Alcazaba y a finales del siglo XVI la puerta seguía prestando su nombre a la calle que iba hacia San Salvador, el Matadero, la calle de Pestaña, la Puerta de Mérida, etc. (4).

La situación dio un vuelco radical con motivo de la Guerra de la Restauración (1640-1668). Las autoridades municipales consideraron que para asegurar la Alcazaba era necesario cerrar la mayor parte de sus puertas. En esta línea ordenaron tapiar todas las entradas salvo las puertas del Capitel y del Alpéndiz (7 de diciembre de 1640) (5). La medida se reconsideró poco después y en el Cabildo Municipal del día 5 de enero de 1641 se ordenó cerrar las puertas del Alpéndiz y la Coracha. La orden se cumplió con diligencia pues el día 26 de enero de 1641 se libró el dinero que debía abonarse a Francisco Hernández Manzano por haber cerrado la Puerta del Alpéndiz. No obstante, debió dejarse un postigo para comunicarse con la media luna que se construyó delante de la puerta (6).

Pese a encontrase tapiada, sospechamos que contó con un puesto de guardia pues en el listado del día 5 de noviembre de 1646 se dice que había dos puestos en el castillo ubicados en sendas puertas. Una de las puertas era la del Capitel. Desconocemos el nombre de la segunda aunque no descartamos que se encontrase en la Puerta del Alpéndiz.

Durante la guerra la puerta fue asegurada con una media luna. En el Informe de Gaspar Torralto (31 de enero de 1641) ya se proponía construir una media luna en el castillo que se de la mano con las de la ciudad y la Tenaza (fuerte de San Cristóbal). Es muy posible que Gaspar Torralto se refiriese a la media luna que después se construyó delante de la Puerta del Alpéndiz. La fecha en la que se construyó la obra no está del todo clara. En efecto, en un plano anónimo que representa el sitio portugués del año 1658 (Krigsarkivet, Estocolmo) se apunta que la media luna de la Puerta del Alpéndiz fue levantada durante el sitio pero debemos matizar esta información ya que la media luna ya aparece en un plano de Badajoz fechado antes del sitio de 1658 y la media luna también aparece citada con motivo de los sucesos del año 1652. Ante esta disyuntiva la solución más razonable, que no necesariamente la más acertada, sería considerar que la media luna del Alpéndiz estaba levantada antes del año 1658 pero no se había concluido o los temporales la habían arruinado de modo que hubo de completarse y concluirse en 1658 (7).

Posiblemente el mejor documento para conocer las defensas de esta zona sea el relato que hizo Juan Leite con motivo del intento de tomar Badajoz en 1652 valiéndose de los servicios de dos sargentos traidores. Con objeto de planificar la operación sobre el terreno los portugueses efectuaron un reconocimiento previo de la Alcazaba. Para ello se valieron de los servicios de los traidores. En efecto, un sargento flamenco guió a dos portugueses (Juan Leite y al ingeniero Aguilar) desde uno de los molinos del Rivillas hasta la media luna de la Puerta del Alpéndiz. El traidor y sus dos acompañantes entraron en la media luna por una puerta que daba al barrio del Salvador. Tras penetrar en la media luna se encontraron con otro sargento, cómplice del anterior, y dos soldados que estaban de guardia. La media luna se comunicaba con la Alcazaba mediante una puerta que al llegar la noche se cerraba pero sólo con un cerrojo pues la media luna no tenía salida a la campaña. El sargento que estaba de guardia en la media luna abrió un postigo de dicha puerta y los dos portugueses junto con el sargento flamenco entraron en la Alcazaba. Una vez dentro inspeccionaron el lugar y cuando terminaron volvieron a salir por donde habían entrado. La conspiración fue descubierta a tiempo y no se llegó a consumar la traición. Desde entonces la Puerta del Alpéndiz paso a ser conocida como la Puerta de la Traición (8).

Tenemos atestiguadas varias obras en el entorno de la puerta. Así, el día 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo se comprometió a construir

“…vn cuerpo de guardia en frente de la pieça en la haçera de casas. A de lleuar treinta tapias nueue vigas ocho hazes de caña y treçientos ladrillos para un portalo dos cahizes de cal doçe carretadas de piedra, para las esquinas y rafas mill y duçientas tejas con los demas adherentes que son cabios, clauos, hileras, junçia...” (9)

El cuerpo de guardia se construiría entre la Puerta de la Traición y el Matadero, es decir, en el exterior de la Alcazaba.

En el informe de Luis de Venegas (8 de julio de 1677) se vuelve a insistir en la importancia de esta zona

“…El baluarte de la puerta de la traicion que esta en lo alto del castillo, es en opinión de los Yngenieros citados el mas necesario y provechoso de toda la plaza por cuanto manda está Caballero sobre lo mas de las fortificaciones de dha. Plaza y manda con imperio y sin bateria toda la Campaña; necesita precisamente de alargarlo hasta la torre del mirador del obispo rebistiendolo de piedra y cal, como los demas desde el angulo defendido bajar con una cortina á la puerta de Merida para ceñir la Ciudad por aquella parte mas de doscientos pasos dejando fuera el matadero y aquel barrio que no tiene casas empie, y la cortadura que la cubria estar enfilada de la campaña y no tener ningun remedio su enfilada…” (10)

Después de la guerra la puerta debió permanecer cerrada y en su lugar el Cabildo Municipal celebrado el 11 de enero de 1677 propuso reparar el portillo q. cae a la puerta de la traicion. Es decir, se pretendía acondicionar como salida de la Alcazaba la puerta que se abre junto a la Puerta del Alpéndiz (11). Para entender esta decisión debemos recordar que la guerra había arruinado buena parte del barrio de San Salvador. Contamos con numerosos testimonios que nos indican como dicho barrio fue entrando en un proceso de progresivo deterioro. Las causas son múltiples pero los documentos de la época mencionan sobre todo su alejamiento de la zona comercial de la ciudad y que muchas casas del barrio fueron habilitadas como cuarteles durante la guerra, etc (12). Esta visión aparece confirmada en el informe de Luis de Venegas que refiriéndose al barrio de San Salvador apunta no tiene casas en pie (13). En esta situación la Puerta del Alpéndiz, que fue el enlace entre la Alcazaba y este barrio, no resultaba tan necesaria como antes de la guerra y las autoridades debieron optar por mantenerla cerrada. Por último, cuando a finales del siglo XVII se construyó el recinto abaluartado, la puerta fue clausurada pues la cara del semibaluarte de San Antonio la dejó sin salida y el barrio de San Salvador desapareció al construirse el nuevo recinto abaluartado. Afortunadamente la puerta no fue destruida ya que el relleno del semibaluarte de San Antonio “fosilizó” a la vieja Puerta del Alpéndiz. Debemos suponer que desde entonces el postigo que se abre junto a la Puerta del Alpéndiz se utilizó como entrada de la Alcazaba en esta zona y los subterráneos anejos a la Puerta del Alpéndiz fueron utilizados después como polvorín (14).

Con el paso de los años se perdió la memoria de ella. Así Adelardo Covarsí (1932) decía

“…Una puerta o portillo que también citan los viejos escritos badajocenses es la del Alpediz que se cree existió también cerca de la dicha torre de Espantaperros, pero en el lado opuesto a la de Mérida, es decir, tal vez en la parte correspondiente de las murallas contiguas a la Plaza Alta ya cerca de la Plazoleta del Reloj…” (15)

Posteriormente Fernando Castón también intentó situar la puerta. Como en otras ocasiones, Fernando Castón realizó un minucioso rastreo documental pero en este caso las fuentes que utilizó le hicieron errar ya que señaló que

“…ascendiendo por la (calle) de la Costanilla y recorriendo el corto tramo de la actual del Castillo, que hubo de ser antes la del Alpendiz, en la cortina mural comprendida entre el diedro del adarve de la Torre del Apendiz –podemos ya bautizarla definitivamente con este nombre- y el primer cuadrado torreón que está a su oriente, allí hubo de abrirse el arco de paso de la Puerta del Alpendiz…” (16)

Es decir, vuelve a insistir en el mismo emplazamiento y además identifica a la Torre de Espantaperros con la Torre del Alpéndiz dando pie a un equívoco que sólo se ha enmendado en fecha reciente.

Tendremos que esperar hasta que las excavaciones de Cánovas Pesini la saquen de nuevo a la luz. Con motivo de las excavaciones se abrió en 1614 un postigo para facilitar los trabajos (17). Gracias a este postigo podemos entrar y salir de la Alcazaba utilizando la Puerta del Alpéndiz. Luis Plá señala que poco después de la excavación la autoridad militar ordenó cerrar los subterráneos que lindan con la puerta y había descubierto Cánovas Pesini (18).



NOTAS



1.En este entorno debió existir una puerta más antigua. En la portada interior encontramos algunas evidencias arquitectónicas que pudieran ser muy interesantes pero que de momento resultan contradictorias y por tanto poco concluyentes. Es decir, si de un lado el plano de la puerta parece mostrar que tanto la vieja puerta como sus dos cubos pudieran conservarse embutidos y formando parte de la portada interior almohade de otro lado el estudio de los paramentos parece apuntar en otra dirección. En efecto, las hiladas de sillares que se aprecian hacia el centro del pasillo de la portada interior pudieran enmarcar el vano que los almohades hubieron de abrir en la cortina y no una puerta anterior. En este sentido hemos de apuntar que los sillares, vistos del exterior, no parecen mostrar evidencias de mocheta y más parecen conformar una esquina. Asimismo tampoco podemos descartar que la puerta prealmohade se encuentre junto a la portada interior pero no coincida exactamente con ella.
2.Dada la vinculación de la puerta con el camino de Mérida es posible que su primer nombre fuera Puerta de Mérida (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 151).
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, op. cit., pág. 155; VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Diputación Provincial, Colección arte/arqueología, Badajoz, 2001, pág. 24.
4.SANTOS COCO, F.: “Documentos del archivo catedral de Badajoz” Revista del Centro de Estudios Extremeños, Badajoz, pág. 93; CRUZ VILLALÓN, M.: “Badajoz medieval. Aspectos sobre los orígenes de la ciudad”, Bataliús, I, Letrúmero, I, Madrid, 1996, pág. 97; GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz: de 1564 a 1736”, Revista de Estudios Extremeños, XXXVIII-3, Badajoz, 1982, pp. 417, 419, 421, 422, 423 y 431. En este trabajo se da cuenta también de varias casas que se encontraban en la Puerta del Alpéndiz; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Historia de Badajoz, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pág. 175; KURTZ, W.: Retrato de una ciudad. Badajoz en el siglo XVI según los libros de hacienda de la Cofradía y Hospital de la Concepción, Diputación Provincial, Badajoz, 2006, vol. I (pp. 113, 317 y 318); vol. II (562, 263, 662-665, 901 y 927).
5.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 7 de diciembre de 1640, fol. 181v.
6.BN, Lisboa, Códice 1459, fol. 99-99v.
7.Antes del descubrimiento de los planos del Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) la única fuente documental para fijar la cronología de la media luna procedía del plano del sitio de 1658. Con esta información fechamos la obra en 1658 (GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), op. cit., pág. 41; SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).
8.Los detalles de este acontecimiento son conocidos gracias a varios documentos. El más completo fue publicado por Fernando Cortés (CORTÉS CORTÉS, F.: “Dos manuscritos portugueses con noticias sobre el Real Ejército de Extremadura (1640-1668) en la Biblioteca Nacional de Lisboa”, Revista de Estudios Extremeños, XLIII-1, Badajoz, 1987, pp. 226-227). El segundo documento fue publicado en Sevilla en 1652 (Relación en que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habían maquinado hacer en la Ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los Portugueses, el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652). También aparece en la Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa (“Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, Badajoz, pp. 358-559).
9.CORTÉS CORTÉS, F.: “ 1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196.
10.Informe de Don Luis Venegas Osorio, Colección Aparici-XXVIII, I.H.C.M., Madrid, ff. 145v-146.
11.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 11 de enero de 1671, fol. 2.
12.GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta años y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz”, op. cit., pág. 431. Otras fuentes también inciden en el deterioro de las casas de esta zona (A.H.P., Badajoz, Prot. 713, 10 de julio de 1642, fol. 458; prot, 360, 21 de agosto de 1670, fol. 203). En el legajo 40 del Archivo de la Diputación nº 424 se repasan las cuentas del Hospital de la Vera Cruz entre los años 1668 y 1677. Especialmente interesante es el listado de casas sobre las que no se cobran censos por haberse arruinado. En dicho listado se incluyen varias casas en la calle del apendiz e incluso se añade que no quedó en pie ninguna casa en la calle (casas de Antonio Rodríguez, Gaspar Díaz y Cofradía del Ángel de la Guardia). También aparecen otras casas de la misma zona (esquina del Campillo).
13.Informe de Don Luis Venegas Osorio, Colección Aparici-XXVIII, I.H.C.M., Madrid, fol.146.
14.MELÉNDEZ TEODORO, A.: Cuarteles y dependencias militares en la plaza de Badajoz” Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, R.S.E.A.P., Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 23.
15.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz. Alcázar, Torre de Espantaperros, y Recinto de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pág. 22. Hemos de apuntar también que en el plano de Coello se representa en esta zona una puerta que aparece identificada como la Puerta de San Antonio. Desgraciadamente no podemos fijar el emplazamiento exacto de dicha puerta.
16.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia Extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tip. de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pág. 143.
17.PILO ORTIZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Autoedición, Aprosuba-3, Badajoz, 2002, pág. 71. Torres Balbás apunta que esta puerta se descubrió en 1939, gracias a las excavaciones de Jesús Canovas Pesini (TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 188, not.1). No podemos asegurar si fue Jesús Cánovas Pesini o Leopoldo Torres Balbás quien identificó primero la puerta. En este sentido sólo podemos asegurar que el mismo año 1939 Leopoldo Torres Balbás publicó un trabajo en el que identificaba y situaba a la Puerta del Alpéndiz (TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España Musulmana. La alcazaba de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pp. 257, 262 y 266).
18.PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156.



2. Portillo situado junto a la Puerta del Alpéndiz



Junto a la vieja Puerta del Alpéndiz encontramos otra entrada cuyo nombre nos resulta desconocido (1). Se trata de una puerta de acceso directo con arco de medio punto de ladrillo y doble sistema de cierre (rastrillo y batientes).





Leopoldo Torres Balbás estimó que tanto esta puerta como la del Alpéndiz eran de época islámica (2). Por el contrario, Fernando Valdés sostiene que la puerta fue abierta por los caballeros de Calatrava para controlar el paso a la Alcazaba y especialmente para cobrar los correspondientes portazgos (3). En nuestra opinión, la puerta pudo construirse durante la Guerra de la Restauración. Nuestra propuesta se basa en dos detalles:

-La puerta se abre a una altura considerable respecto al suelo exterior de la Alcazaba. En esta zona hay una enorme diferencia entre la cota del suelo del interior de la Alcazaba y la cota del suelo exterior. La puerta está construida tomando como referencia la cota del suelo del interior de la Alcazaba.
-La acitara del frente Este de la Alcazaba presenta un derrame hacia el exterior. Esta disposición se adoptó para ampliar el campo de tiro. Curiosamente el tramo de la acitara situado delante de la puerta no presenta dicho derrame.

Ambos detalles nos inducen a pensar que cuando se construyó la zona que precede a la puerta o estaba terraplenada o fue terraplenada al construirse la puerta. Es decir, la acitara no fue abocinada ya que estaba enterrada y la puerta se encuentra a una altura considerable del suelo pues la diferencia de cota entre el suelo del interior y el exterior de la Alcazaba se salvaba gracias al terraplén. A la vista de estos indicios, consideramos que la puerta debió abrirse, o al menos acondicionarse, tras terraplenase la zona para construir la media luna que se levantó en esta zona (Guerra de la Restauración de Portugal, 1640-1668). La puerta ya aparece en el plano de Badajoz del Krigsarkivet (Estocolmo). En dicho plano se muestra como Puerte del apendis, que esta serrada (4)

Las dificultades para fechar la puerta son una consecuencia directa de la falta de documentos que se ocupen de ella. En realidad, la mayor información procede de la puerta en si misma aunque debemos advertir que la escasa documentación que hemos conseguido reunir nos impide saber con un mínimo de certeza si la puerta conserva su estructura original o bien lo que contemplamos en la actualidad es fruto de una reforma realizada en 1677. Es decir, pudo existir en este mismo lugar una puerta islámica reformada después en el siglo XVII. Pese a todo debemos ceñirnos a la puerta que se ha conservado. En este sentido debemos señalar que dada su anchura parece diseñada para permitir el acceso de vehículos. Los vehículos que pretendían entrar en la Alcazaba por esta puerta sólo podían acceder a la puerta gracias a un terraplén que a modo de rampa permitiera salvar la acitara. En segundo lugar para superar la liza (espacio comprendido entre la acitara y la muralla) fue necesario su relleno, una pasadera de madera o un puente (5). En este línea debemos añadir que la existencia de dos entradas (Puerta del Alpéndiz y portillo contiguo) tan próximas y amplias no logramos entenderla sino es debido a que la primera estuviese cerrada cuando se configuró el portillo tal y como ha llegado a nuestros días.

Conocemos pocas obras relacionadas con la puerta. Sólo podemos señalar que en el Cabildo Municipal del día 11 de enero de 1677 se acordó reparar el porttillo q. cae a la puerta de la ttraicion (6). En este sentido debemos recordar que la Puerta del Alpéndiz (puerta de la Traición) fue cerrada durante la Guerra de la Restauración y después, cuando se terraplenó el semibaluarte de San Antonio, la vieja Puerta del Alpéndiz quedó enterrada y por tanto impracticable. Desde entonces la puerta que estamos viendo se convirtió en la única entrada de la Alcazaba en este sector que además comunicaba directamente con la campaña. Desconocemos la amplitud de la reforma del año 1677 que pudo limitarse a acondicionar los accesos o por el contrario suponer una ampliación. Es decir, antes de las obras pudo existir en este lugar un pequeño portillo pero tras cerrase la Puerta del Alpéndiz las autoridades municipales pudieron considerar necesario ampliarlo para permitir el paso de vehículos por ella. No estamos en condiciones de contestar a esta pregunta. Tampoco sabemos cuando se cerró pues Matías Lozano se limita a decir que se tapió en fecha “reciente”, con un débil muro que posteriormente fue parcialmente derribado (7).



NOTAS



1.Luis Plá la denomina Puerta del Perdón (PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156).
2.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 188.
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 162.
4.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003. En realidad aunque la puerta que se marca en el plano es la que venimos tratando a la que se refiere a leyenda debe ser la vieja Puerta del Alpéndiz que en ese momento esta cerrada.
5.En la fachada exterior y a la altura del umbral se aprecia un reborde de ladrillo que sólo se aprecia en la zona contigua a la jamba. No logramos determinar si es un elemento original fosilizado en las sucesivas reformas o en realidad es sólo un fragmento reutilizado cuando se clausuró el vano.
6.A.H.M., Badajoz, 11 de enero de 1677, Libro de Acuerdos, fol. 2.
7.LOZANO TEJADA, M.: Las murallas de Badajoz, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, los Santos de Maimona, 1983, pág. 47.



3. Otras entradas



En este apartado incluiremos tanto los portillos que se abrían en el recinto principal de la Alcazaba como los que se encontraban en la acitara. Nos interesan especialmente los primeros y sobre todo los que pudieron estar en uso durante el siglo XVII. En efecto, en 1644 el Cabildo Municipal ordenó cerrar un portillo de la Alcazaba

“…Ay una torre q. se comunica por lo bajo con la muralla por dende salen y entran soldados y para que tenga remedio cosa tan necesaria mandose se sierre en toda forma…” (1)

El texto no permite identificar la entrada pues los dos portillos que vamos a ver se encontraban bajo una torre (Torre de la Vieja y Torre de las Siete Ventanas).

El primer portillo se encuentra en la Torre de la Vieja. Conocemos su localización gracias a una magnífica descripción del mismo que nos ofrece Rodrigo Dosma

“....el barrio puesto en frente de la torre nombrada de la Vieja, que se entiende la vieja ciudad, por la fortaleza, como población más antigua, á que otra ú otras después se añadiesen. En este caballero viejísimo ó saledizo con troneras, se señala puerta que debió servir al palacio, que por dentro alli llega. Entra en la torre abajo en la esquina oriental, como basa, una losa alva, cual al lado se pinta. Dicese notar culebras de Hércules: más tira á yedra de Baco que discurrió á España...” (2)

El portillo se abre en la cara frontal de la torre y da paso a un largo pasillo que discurre dentro de la torre hasta llegar a la Alcazaba a la altura del viejo Palacio Episcopal. El dintel que cubre el portillo es un spolia visigodo al igual que la losa alba, otro de los spolia reaprovechados en la esquina de la torre. El portillo quedó enterrado cuando se terraplenó el semibaluarte de San Antonio. Afortunadamente las excavaciones de Cánovas Pesini sacaron de nuevo a la luz al portillo y la torre (3). Antes de que Cánovas Pesini excavase el portillo, Francisco Coello sitúa en este entorno un portillo llamado de San Antonio aunque no parece que se refiera a nuestro portillo ya que en tiempos de Francisco Coello el portillo debía encontrase enterrado.





El segundo portillo se abre también en la base de una torre: la Torre de las Siete Ventanas. Según Torres Balbás

“…un pequeño resto de torre de mampostería, en el que se abre un angosto pasadizo (…) penetra el pasadizo hasta el interior del recinto de la fortaleza, y a 1,95 metros de su ingreso se encuentra una puerta que apenas tiene 1,30 de altura y cuyo batiente es la misma roca, que queda cerrada con un muro de argamasa. Tanto esto como el hecho de haber sido originariamente el pasadizo, que hoy queda abierto en el exterior de la fortaleza, obra interior de ésta, según demuestra la colocación de las quicialeras, indica que se trata de un resto de construcción aprovechada…”(4)

Adelardo Covarsí (1934) también estudió el portillo aunque, llevado por un deseo obsesivo por identificar restos romanos en Badajoz, como ya le sucedió a Rodrigo Dosma, planteó una hipótesis distinta a la de Torres Balbás. Según Adelardo Covarsí la torre en la que se abre el portillo puede ser de origen romano y el portillo

“…no se sabe ciertamente si constituyó una puerta de de entrada o un ventanal. Para considerarlo puerta está el hueco demasiado alto con relación al piso exterior, y para ser un ventanal se encuentra excesivamente bajo y asequible. Más bien hay que dar la razón a los que, muy versados en estas materias arqueológicas, lo consideran como un nicho u hornacina de origen romano en el que se dió culto a una deidad pagana. Es éste, ciertamente, un dato importantísimo que convendrá estudiar, porque haría mucha luz en los orígenes romanos de nuestra ciudad…” (5)

Es decir, Adelardo Covarsí considera que puede tratarse de un nicho u hornacina.

El portillo está estructurado en dos partes diferenciadas aunque no necesariamente diacrónicas:

A.En el interior se encuentra una entrada muy angosta pero de gran calidad. Estaba cubierta con un dintel del que sólo resta una parte. Por el contrario conserva dos “posibles” spolia reutilizados como ranguas. Como ya hemos adelantado, Torres Balbás considera que se trata de un portillo mientras que Adelardo Covarsí lo interpreta como una hornacina. A nuestro juicio parece tratarse de un portillo aunque debemos resaltar un detalle que no alcanzamos a explicar y es que las ranguas se encuentran en el exterior del portillo y no en la parte interior con es habitual en las puertas. Es decir, parece como si en principio el portillo no comunicase con el exterior, como sucede en la actualidad, sino a un espacio cerrado y sin comunicación directa con el exterior de la fortaleza. Tampoco resulta fácil fechar la obra. Según el profesor J. Zozaya los portillos a dintel o con arco son difíciles de fechar aunque suelen ser más antiguos los portillos con arco pero, también hay excepciones, es decir, portillos arcaicos a dintel(portillos de la Puerta Vieja de la Bisagra y los de Talavera de la Reina) (6). Por su parte Torres Balbás consideró que era el único testimonio de las defensas aftasidas de la Alcazaba aunque actualmente se considera que el frente norte de la Alcazaba y las corachas son obras almohades (7).

B.En el exterior se abre un arco de medio punto que cierra un vano largo y estrecho. Un pasillo abovedado comunica el portillo interior con esta nueva entrada. El portillo exterior carece de mocheta pero es posible que los sillares exteriores, situados a la altura de la línea de impostas, se utilizaran como ranguas. Las diferencias técnicas entre ambos portillos son muy evidentes (dintel en el interior y arco en el exterior) pero en la unión de ambos portillos no se aprecian evidencias definitivas como para asegurar que este último esté adosado al primer portillo. Con motivo de las obras para cerrar la brecha de las aguas (siglo XVIII) el portillo exterior y pasillo abovedado pudieron verse afectados si bien desconocemos en que proporción, es decir, si se construyeron en esta reforma o simple sufrieron modificaciones puntuales (8). El acceso al portillo exterior era muy complicado dado el enorme desnivel del cerro en este punto y especialmente por un muro que se extiende delante y forma un escalón que no resulta fácil de superar.

Además de los dos portillos que hemos descrito conocemos otros que se abrían en la acitara. El primero fue descubierto por Fernando Valdés en el curso de la campaña de excavaciones que realizó en el año 1977. El portillo se abría en la acitara que se extiende entre las torres del Ahorcado y el Pendón. Según Fernando Valdés ponía en comunicación la acitara con el exterior de la Alcazaba. En la excavación apareció el banco que servía de asiento al centinela. No obstante, fue clausurado por los propios almohades, por tanto, se sale del marco cronológico que nos hemos marcado para este trabajo (9). A este portillo habría que sumar los que hemos propuesto en el entorno inmediato de la Torre de la Vieja.

En el trabajo de Francisco Pilo sobre la Alcazaba propuso situar una puerta junto a la entrada del polvorín del Metido (10). Los últimos hallazgos realizados por Carlos y Rocío Sánchez Rubio en el Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) vienen a confirmar la genial intuición de Francisco Pilo (11). En efecto, el plano que representa la Alcazaba a mediados del siglo XVII muestra como la acitara de la zona del Metido presenta un quiebro que parece configurar una entrada en recodo que pudiera tener su correspondencia con la puerta del recinto principal que intuyó Francisco Pilo junto a la entrada del polvorín del Metido.

No podemos terminar sin abordar el asunto de la puerta falsa de las casas de Melchor Juárez. El día 7 de diciembre de 1640, las autoridades municipales ordenaron tapiar varias puertas de la ciudad entre ellas la citada puerta falsa. Según Arcadio Guerra en el año 1622 este personaje vivía en la Plaza Alta (12). Desconocemos en que documento se basó Arcadio Guerra pero lo cierto es que no estaba equivocado ya que en el Cabildo Municipal del día 31 de enero de 1658 se apunta que las casas de Melchor Juárez se encontraban junto al Ayuntamiento (13). Si esto es así, no resultaría extraño que el Cabildo Municipal ordenase tapiar una puerta que pudiera comunicar la Alcazaba con la Plaza Alta. Asimismo en el listado para el reparto de la moneda forera se menciona a la viuda de Melchor Juárez, tendero, que vivía en la calle de la boca de la plaza y meson del rincón En este caso, y pese a la coincidencia en el nombre, resulta claro que no se trata del mismo personaje citado en el cabildo del día 7 de diciembre (14).



NOTAS



1.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de diciembre de 1644, fol. 101.
2.DOSMA DELGADO, R.: Discursos pátrios de la real ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórico-Extremeña, Comisión de Monumentos, Badajoz, 1870, pp. 97-98. En la primera edición de la obra de Rodrigo Dosma no aparecía la referencia a la losa alba (pp. XXXII, not.1, 98)
3.Sobre las excavaciones puede consultarse CASTÓN DURÁN, F.: Viejos valores pacenses, Excmo. Ayuntamiento, Tipografía de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1949, pp.45, 161-163; LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pp. 50-52.
4.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 174.
5.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pp. 145-146.
6.ZOZAYA, J.: “¿Fortificaciones tempranas?”, 1º Congreso de Castellología Ibérica, Diputación Provincial, Plasencia, pág. 110.
7.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 174.
8.La brecha de las aguas había sido abierta por las lluvias del invierno del año 1762. Los proyectos, planos y obras para cerrar la brecha de las aguas se pueden seguir en CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 151-157; TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Autoedición, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 234-237.
La relación temporal entre ambos portillos no es fácil de establecer aunque si me viera forzado a definirme me inclinaría por pensar que se construyeron al mismo tiempo o están separados por un lapsus temporal muy corto.
9.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Excavaciones en la Alcazaba de Badajoz”, En torno al Badajoz Islámico, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pp. 80, 83 y 85.
10.Matías Lozano había situado una puerta en el exterior de la Alcazaba y coincidiendo con el polvorín del Metido. La que propone Francisco Pilo se encuentra en la actualidad junto a la entrada del Polvorín (PILO ORTÍZ, F.: Paseos por la alcazaba árabe de Badajoz, Aprosuba, Badajoz, 2004 pág. 4; MELÉNDEZ TEODORO, A.: Cuarteles y dependencias militares en la plaza de Badajoz” Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, R.S.E.A.P., Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 22. LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, op. cit., pág. 48).
11.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003.
12.GUERRA GUERRA, A.: Escribanos badajocenses del siglo XVII. Notas preliminares, Diputación Provincial, Institución de Servicios Culturales, Badajoz, 1977, pág. 32.
13.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 31 de enero de 1658, fol. 7v.
14.A.H.M., Reparto para la moneda forera, Libro de Acuerdos, año 1640, fol.14

domingo, 28 de octubre de 2007

LAS PUERTAS DE LAS CORACHAS.

Los muros que unían el frente norte de la Alcazaba con el río se conocen como las corachas y aunque se levantaban extramuros delimitaban un espacio seguro en el que los defensores de la Alcazaba podían hacer la aguada sin peligro. La Puerta de la Coracha era el acceso que comunicaba el interior de la Alcazaba con este espacio seguro.

La puerta ha llamado la atención de los estudiosos que se han ocupado de la Alcazaba y especialmente de Leopoldo Torres Balbás (1). La puerta está organizada mediante dos arcos superpuestos:

-En la parte superior presenta un amplio arco ciego de herradura de enjarjes altos con dovelas de granito y ladrillo alternadas. El arco aparece enmarcado con un alfiz rebajado en el que también se alternan granito y ladrillo.
-El vano de la puerta se cubre con un arco escarzano que reduce la entrada a un simple portillo. El arco está construido con dovelas de granito en su cara exterior y ladrillo en la que da al pasillo. En el interior se conservan las cajas en las que se empotraban las hojas del portillo cuando estaban abiertas, las ranguas (primero de piedra y después de hierro) y los rebajes para la tranca. En la fotografía de la puerta que nos ofrece Garrorena (hacia 1929) parece apreciarse una pieza decorada sobre la clave del portillo (2). En la actualidad este elemento no existe. En su lugar encontramos varias piezas de granito que han sido colocadas con motivo de la restauración de la puerta. Sería muy interesante verificar si esa pieza existió en realidad o por el contrario se trata de un efecto óptico, una formación natural o cualquier otra cosa. Como quiera que sea la supuesta pieza no aparece citada en las obras de José Ramón Mélida, Leopoldo Torres Balbás, Fernando Castón y otros autores que han estudiado la Alcazaba (3).

Por lo que se refiere a la decoración hemos de señalar que tanto la puerta como el portillo presentan un llagueado realizado con mortero rico en cal que fue decorado con un motivo en espiga o una simple línea incisa. Posteriormente la decoración en espiga fue cubierta por otra formalizada mediante cordones. En la misma reforma el arco ciego de herradura se cubrió con una decoración de falsa sillería.

Delante de la puerta se levantó un recinto de planta cuadrada del que no podemos precisar ni su cronología ni su funcionalidad (barbacana, falsabraga, tambor, etc.)(4).

De la puerta partía un camino que enlazaba con el camino que unía la Puerta de Palmas y los caminos de Mérida y Sevilla. Son varios los planos y los documentos que nos informan sobre dicho camino. Quizá uno de los más ilustrativos sea una escritura de censo sobre la huerta de Chamiço, después Huerta del Metido. En dicha escritura se dice que la huerta lindaba

“…con el arroyo rrebillas y camino que sale de la puerta de la coraxa y otros linderos…” (5)

A comienzos del siglo XX el editor de la obra de Ambrosio de Morales insistía en este mismo asunto

“… presenta salida al rio (la Puerta de la Coracha) con pretil á su orilla; y por allí se puede ir sin riesgo á las puertas de Mérida y Trinidad alrededor del muro…” (6)

El pretil que bordea al camino parece muy reciente ya que no aparece en el plano de José de Gabriel (1803). En nuestra opinión debe ser una obra que deberíamos fechar a caballo entre los siglos XIX y XX.

Uno de los aspectos más discutidos es el referido a su cronología. Leopoldo Torres Balbás no llegó a definirse claramente sobre este asunto pues planteó que la puerta se levantó en el siglo XI por los monarcas de la dinastía aftasí o en la primera mitad del siguiente, bajo dominio almoravid (7)

Es decir, sin llegar a definirse claramente planteaba como únicas opciones viables la etapa aftasí o la almohade. Durante algún tiempo se consideró que era una obra del período aftasí (8). Basilio Pavón Maldonado resalta la presencia de un tipo de ladrillo (26-13-4) propio de la arquitectura musulmana de los siglos XI y XII y añade que estas fábricas ladrilleras de Badajoz se pueden fechar antes de la renovación almohade que transfiguró casi por completo la fortaleza extremeña (9). En la actualidad parece imponerse la tesis de Fernando Valdés que fecha el frente norte de la Alcazaba, en el que se abre la puerta, durante el dominio almohade (10).

La presencia de dos arcos superpuestos ha dado pie para que algunos autores consideren dos fases en la puerta aunque la decoración que la cubre aparece refutar esta hipótesis. En efecto, como ya hemos dicho, las hiladas de ladrillo y granito están rejuntadas con un mortero rico en cal. Los llagueados y rejuntados fueron “decorados” en algunas zonas con una línea y en otras con una serie de incisiones a modo de espiga. El llagueado se extiende por el arco de herradura, el arco escarzado (portillo) y lo que es más interesante parece situarse debajo de la decoración de falsa sillería típicamente almohade. Es decir, tanto el arco de herradura como el arco escarzado (portillo) estaban construidos cuando se dispuso la falsa sillería almohade. Si tenemos presente que las últimas investigaciones sostienen que el muro norte, en el que abre la puerta, es de época almohade debemos concluir que la puerta es almohade, ya que se abre en un muro almohade y sus dos “fases” constructivas (arco de herradura y arco escarzado) estaban edificadas cuando se dispuso la falsa sillería típicamente almohade. Por último, debemos llamar la atención sobre la perfecta sintonía entre la altura y tamaño de los sillares que conforman las jambas del arco de herradura y los que conforman las jambas del portillo. Esta coincidencia se explicaría si ambos arcos se construyeron al mismo tiempo y no en dos momentos distintos. Es decir, del estudio de la decoración y la forma constructiva parece deducirse que la puerta, con sus dos arcos, fue construida en un único momento (con retoques posteriores) y es una obra almohade. Como quiera que sea, estas conclusiones parten del supuesto de que el muro norte es almohade en cualquier otro supuesto deberíamos revisar el esquema evolutivo que hemos expuesto.

La fachada exterior de la Puerta de la Coracha encuentra su mejor paralelo en la portada interior de la Puerta del Capitel en la que también se alternan sillares de granito con ladrillo. Basilio Pavón Maldonado ha resaltado la similitud entre ambas puertas tanto en lo que se refiere a su configuración formal como en la utilización de un mismo tipo de ladrillo (26-13-4). Por otro lado, la Puerta de la Coracha y la portada interior de la Puerta del Capitel están imbricadas en sus respectivas cortinas de un modo muy similar y en ambos casos el trabajo del ladrillo es análogo. Desgraciadamente la portada interior de la Puerta del Capitel ha sufrido innunerables obras de restauración, algunas muy antiguas, que han alterado la morfología de la puerta y posiblemente también han adulterado la fábrica original.

El arco interior de la Puerta de la Coracha encuentra su mejor paralelo en la Puerta del Alpéndiz en la que también se utilizó un arco de medio punto de ladrillo con la clave de granito.

El nombre de la puerta ha generado mucha confusión. En los estudios sobre Alcazaba aparece como Puerta de la Coracha, de la Traición y del Río. Nosotros pensamos que el nombre de la puerta fue el primero de ellos aunque la “tradición” ha popularizado el segundo (11). En los apartados dedicados a las puertas del Río y la Traición expondremos con mayor extensión este asunto, por ahora nos limitamos a señalar que uno de los planos de Badajoz del Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) indica claramente que su nombre era Puerta de la Coracha.

Conocemos pocas obras asociadas a ella durante el siglo XVII. Una de las más importantes se ordenó el día 15 de junio 1637 y tenía como objetivo asegurar el perímetro urbano para evitar la entrada de enfermos de peste (12). Entre las obras que se realizaron para este fin se encontraban varias tapias situadas cerca de la Puerta de la Coracha. El día 23 de julio el Cabildo Municipal acordó

“…que las tapias que se hizieron serca de la puerta de la coraja pª. la guarda de la questa ciud. esta haziendo del mal contajioso se pasen a la misma puerta para que se quede el seruicio y socorro del rrio abierto a los uesinos mas sercanos a el dicho sitio y en ello se gaste lo necesario…” (13)

Con motivo de la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) el Cabildo Municipal ordenó la puerta (5 de enero de 1641) (14). Tras la guerra, es posible que fuese reabierta temporalmente o habilitada como portillo de uso militar. Los datos disponibles resultan contradictorios y no permiten dar una respuesta satisfactoria a este asunto. En efecto, el historiador Diego Suárez de Figueroa, que publicó su obra en 1727, apunta que en esos años el castillo sólo contaba con dos puertas (Capitel y Carros). Por el contrario, en los planos de Diego de Bordick (1735) observamos un recinto cuadrado construido delante de la puerta que no aparecía en los planos de comienzos de siglo. Dicho recinto presentaba una entrada acodada lo que pudiera delatar que estaba practicable en esas fechas. En los mismos planos observamos que la puerta no estaba conectada con los caminos de la Alcazaba. Es posible entonces que tan sólo fuese un portillo de uso militar. En cualquier caso en 1803 ya estaba cerrada pues el plano de José de Gabriel (1803) muestra que se había terraplenado y sobre ella había campos de cultivo quedando la puerta sepultada bajo varios metros de tierra. Nicolás Díaz y Pérez también señala que estaba cerrada (1887). En el Informe sobre las fortificaciones de la ciudad del año 1900 no se menciona la puerta dando a entender que estaba cerrada. En 1908 se publicó la obra de Ascensio de Morales y en una nota añadida por el editor se informaba que la puerta se encontraba en esos años cerrada aunque conservaba el pretil del camino asociado a ella (15). Finalmente Torres Balbás (1938) apunta que permaneció sepultada hasta que una primera excavación permitió sacarla a la luz aunque poco después volvió a rellenarse (16). Adelardo Covarsí subraya que la excavación fue realizada por Virgilio Viniegra (17). En la fotografía de la puerta que nos ofrece Garrorena (1929) podemos observar como parte del muro que la tapiaba aparece derribado pero el interior de la puerta se encontraba cegado. Es posible que una persona arrastrándose pudiese entrar pues en algún testimonio de la toma de la ciudad por las tropas franquistas se apunta que algunas tropas penetraron en la Alcazaba por esta puerta.

Una nueva excavación aseguró definitivamente el paso aunque en 1984 Luis Plá lamentaba que el acceso al interior de la Alcazaba resultaba muy complicado pues no existían escalones para superar el potente relleno de escombros (18). 20 años después la situación poco había cambiado y seguíamos sin escalones, sólo una rampa de tierra, semioculta por la vegetación, permitía acceder a la puerta. Afortunadamente en el 2007 se acometió una obra de adecentamiento de la Alcazaba que ha incluido la mejora de este acceso.

Además de la Puerta de la Coracha cada una de las corachas contaba con sus propias puertas. Desgraciadamente, cuando se construyó la carretera de circunvalación se mutilaron las corachas y derribaron sus puertas (19). Antes de abordar las puertas conviene recordar lo que dijimos sobre las corachas

Hasta el siglo XVIII la coracha Oriental formaba un recinto en forma de embudo sin comunicación con el exterior si bien no deberíamos descartar una puerta en su muro Este. El acceso a este espacio cercado se realizaba desde el postigo de la Torre de las Siete Ventanas.

Los planos del siglo XVIII muestran como el recinto que hemos descrito presentaba aberturas tanto en el ángulo NW como en el Norte (planos de Diego de Bordick e Ignacio de Sala respectivamente). Desconocemos si tales aberturas fueron accidentales o intencionadas y en este último supuesto tampoco alcanzamos a determinar su objetivo.

Las lluvias del invierno de 1762 provocaron el derrumbe de la cortina contigua a la Torre de las Siete Ventanas (brecha de las aguas). Es posible que la “coracha” se viese afectada por las lluvias o por la reparación de las mismas.

Los primeros testimonios sobre una puerta en esta zona nos los ofrecen José de Gabriel (1803) y un grabado de Badajoz del año 1823. Ambos muestran una puerta en el muro que unía la Torre de las Siete Ventanas con el Rivillas (coracha Oriental) aunque desconocemos cuando se abrió (20). A nuestro juicio debía dar paso al camino que bordeaba el Guadiana y el Rivillas y unía el Puente de Palmas con los caminos de Mérida y Sevilla pues en los planos de Diego de Bordick (1735) como José de Gabriel (1803) observamos que la puerta se abría justo a continuación del pretil que bordeaba al camino. En 1803 la puerta ya se encontraba tapiada y el camino discurría por aquellos años más cerca de la orilla del río (plano y perfil de de José de Gabriel).

La coracha Occidental que se conserva en la actualidad no es almohade sino que debió construirse a mediados del siglo XVII. En efecto, la coracha “almohade” partía de la Alcazaba a la altura de la Torre del Pendón mientras que la actual parte de un lateral de la Puerta de la Coracha. En la coracha Occidental se abrieron dos puertas.

-La primera se abría en la torre que remataba la coracha (vista de Israel Silvestre, finales del siglo XVII; plano de José de Gabriel, 1803). Tanto Israel Silvestre como José de Gabriel sólo muestran una puerta en la cara Oeste de la torre aunque sospechamos que en la cara opuesta (Este) debía abrirse otra pues el camino que comunicaba el Puente de Palmas con los caminos de Mérida y Sevilla debía atravesar la torre. En caso de necesidad también era posible cerrar dicha comunicación y aislar el espacio comprendido entre las corachas. A nuestro juicio, cuando no fue posible atravesar la torre el camino la bordeó (plano de José de Gabriel, 1803).

-En la coracha más cercana a la Puerta de la Coracha se abría otra entrada de menores dimensiones (vista de Israel Silvestre) que debía comunicar con la liza comprendida entre la Puerta de la Coracha y la Torre del Pendón.

En una puerta situada en el entorno de la coracha sitúa Nicolás Díaz una inscripción que dice:

RLOS
CORE
GIDOR EL SEÑOR
PEDRO DESPINO
SA EL ESCVDO
ES DLA CIVDAD (21)

Una parte importante de la inscripción se ha perdido, por ello, debemos tener presente la trascripción que hizo Nicolás Díaz: 1541 años reinando el gran emperador don Carlos V y siendo corregidor el señor Pedro de Espinosa. El escudo es de la ciudad.

Nicolás Díaz cita la inscripción en varios capítulos de su obra. En una ocasión indica que se encontraba sobre una pequeña puerta que está en la Breva-Cana (22). Suponemos que la Breva-Cana es en realidad la barbacana o la coracha del castillo pues así parece indicarlo el propio autor (23). En otro pasaje se muestra más preciso pues señala que se encontró en

“…los gruesos paredones que aun existen en pie en lo que hoy se llama huerta del Manco y antes el Caño del Castillo, se ve una pequeña puerta sobre la cual estaba el escudo de la ciudad, bajo el que se leía una inscripción…” (24)

Es decir, la inscripción estaba en una puerta situada junto a la Huerta del Manco. La huerta estaba comprendida entre el cauce del río, las murallas que se extienden desde la Puerta de Pajaritos hasta la Alcazaba, las murallas que preceden al frente norte de la Alcazaba y la coracha occidental. Por tanto, en uno de los dos últimos muros se encontraba la puerta y sobre ella la inscripción. Esta ubicación se confirma si tenemos presente que cuando la inscripción se depositó en el Museo Arqueológico se hizo constar que procedía de la Huerta del Manco. Por último, cuando Nicolás Díaz habla de las puertas que pudieron contar con un escudo de la ciudad señala que una de ellas sería

“…una puerta pequeña que está en los muros viejos á las bajadas del castillo junto al Guadiana; porque esta puerta es de la época del emperador Carlos V, y la inscripción que sobre la misma se encuentra, se dice que el escudo de armas que había mas arriba era el de la ciudad. A no haberse destruído este muro, se debe tal vez no conservar hoy un testimonio vivo de las armas dadas á la ciudad por el rey D. Alfonso IX de León…” (25)

De estas palabras parece deducirse que Nicolás Díaz vio la inscripción en un muro que bajaba del castillo al Guadiana y en concreto en una puerta que dicho muro tenía cerca del Guadiana. Todo parece indicar que se estaba refiriendo a la torre-puerta situada al final de la coracha Occidental. Para completar las palabras de Nicolás Díaz y Pérez hemos de recordar que las únicas puertas que conocemos en la linde de la Huerta del Manco se encontraban en la coracha Occidental. Podría parecer que el asunto está zanjado pero resulta que la coracha Occidental debió construirse durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668) y la inscripción se fecha en el año 1541. Es decir, o bien la inscripción estaba removida de su emplazamiento originario cuando la vio Nicolás Díaz o hemos buscar la puerta en otro lugar.

En nuestra opinión deberíamos buscar el emplazamiento originario de la inscripción en algún punto del camino que bordea al río y que tendría su origen en la rampa derecha del Puente de Palmas. Precisamente en la rampa o cerca de ella sería un buen lugar para colocarla. En el Blogs de Fernando de la Iglesia Ruiz (historiasdebadajoz.blogspot.com) se propuso un debate sobre la ubicación de la inscripción que recomiendo

Por otro lado, no parece probable que Nicolás Díaz viese el escudo de la ciudad más bien debió deducirlo del texto de la inscripción. Alberto González, Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez de la Concha consideran que la inscripción de la Huerta del Manco se completa con el escudo de la ciudad que luce hoy sobre la puerta de la Galera. El conjunto completo, es decir escudo de la Galera más la inscripción de la Huerta del Manco, conmemoraba la construcción de un camino en el año 1541 (26). Nicolás Díaz no reparó en esta circunstancia y consideró que la inscripción y el escudo de la Galera no formaban parte del mismo conjunto ya que este autor sostenía que el escudo de la Galera procedía de la Puerta de Mérida (27).

No podemos terminar este apartado sin abordar o mejor sin dejar planteado el problema de la ubicación de la Torre de la Coracha. Como ya hemos dicho al tratar de las fortificaciones almohades la primitiva coracha occidental partía de la esquina N.W. de la Alcazaba, es decir, de las inmediaciones de la Torre del Pendón. Por razones que desconocemos esa primera coracha fue demolida y se construyó otra que parte de la Alcazaba a la altura de la Puerta de la Coracha. Esta nueva coracha fue construida durante la Guerra de la Restauración de Portugal y es la que se conserva en la actualidad.

Para localizar la Torre de la Coracha contamos con pocos datos. Comenzaremos con la relación de reformas que el 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo se comprometió a realizar en las fortificaciones de Badajoz. Entre esas obras se cita una

“…en la torre de la coraja se a de reparar el portado vn cahiz de cal, ochenta ladrillos, perfecionar vn agujero que sirua de tronera…”(28)

El plano de Badajoz del año 1645 muestra una batería emplazada en la Torre del Pendón y un cuerpo de guardia en la misma zona. Parece entonces que las obras de Francisco Domingo pudieran localizarse en esta torre y el portado que se citada no sea una puerta de la Alcazaba sino la puerta del propio cuerpo de guardia (29).Tampoco debemos descartar que se trate de una puerta situada en la liza pues en los planos de Diego de Bordick (1735) aparece un muro cortando la liza justo a la altura de la Torre del Pendón.

Asimismo en el informe de Luis de Venegas (8 de julio de 1677) cuando se habla del frente amurallado de la ciudad que mira al Guadiana se dice que se extiende entre la torre de la Coraza del Castillo hasta la puerta del puente (Puerta de Palmas) (30). Es decir, parece darse a entender que la Torre de la Coraza o Coracha es la actual Torre del Pendón.



NOTAS.

1.TORRES BALBÁS, L.: “La Alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, V, pág. 189.
2.Tipos, escenas, monumentos y castillos de Badajoz y su provincia (fotos de Garrorena), Badajoz, 1929.
3.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pág. 145. Asimismo no debemos confundir la pieza que pudo estar en la puerta con una inscripción que se encontró en sus inmediaciones en tiempos de Solano de Figueroa (MARTÍNEZ MARTÍNEZ, M.R.: Historia del reino de Badajoz durante la dominación musulmana, Edición de Fernando Valdés, Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 34).
4.No contamos con documentación suficiente que nos permita fechar la obra. Lo único que podemos hacer es constatar que no aparece en los planos de mediados del siglo XVII y si está representada en los de la primera mitad del siglo XVIII. Desgraciadamente los planos de finales del siglo XVII y los de comienzos del siglo XVIII no tienen la precisión necesaria como para reflejar esta obra (CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pp. 44, 50, 52, etc.). El lado oriental de dicho recinto fue derribado (Plano de José de Gabriel, 1803).
5.A.H.P., Badajoz, Prot. 1789, fol. 151. La misma conclusión se extrae de otra escritura, fechada en 1613, que habla de una huerta que linda por una parte con el Rivillas y por otra con un callejón que llaman de la coraxa (A.H.P., Badajoz, Prot. 137, fol. 281).
6.MORALES, A. Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, Tipografía y Librería de A. Arqueros, Badajoz, 1908, pág. 205 (not. 2). Debemos puntualizar que en este momento (la nota es de comienzos del siglo XX) la puerta sólo pudo utilizarse después de las excavaciones. No obstante los elementos descritos debían conservarse y por ellos podría deducirse la existencia del mencionado camino.
7.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pág. 243.
8.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 77, y 79; LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Gafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 43.
En la última publicación sobre ella se apunta que es una obra de la época del Reino Afatsí y mantiene aún modos constructivos califales (sic) (MANZANO MARCHIRANT, A.; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.; MELÉNDEZ TEODORO, A.; CARRASCO CELEDONIO, V.; PORTALO TENA, C.: Badajoz mucho que vez, Asociación de Amigos de Badajoz, Tecnigraf, Badajoz, 2004, pág. 45).
9.PAVÓN MALDONADO, B.; Ciudades y fortalezas Lusomusulmanas, Cuadernos de arte y arqueología, 5, M.A.E., Madrid, 1993, pág. 33.
10.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 158.
11.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, op. cit., pp. 245-246.
12.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 15 julio de 1637, ff. 58 y 58v.
13.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 23 de julio de 1637, fol. 82v.
14.En algunos documentos parece intuirse lo contrario. Así, en el relato sobre la traición de los sargentos (año 1652) se dice que uno de ellos salía por la noche a dar aviso a los portugueses por la barbacana que hace el castillo á la Corraja. Es decir, pudo existir una salida vinculada con la coracha aunque los datos que se aportan resultan insuficientes y a falta de otros testimonios no podemos asegurar si se trataba de una puerta o de un lugar fácil de escalar o salir (Relacion en que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habían maquinado hacer en la Ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los Portugueses, el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652).
15.MORALES, A.: Crisi histórica de la ciudad de Badajoz, Tipografía y Librería de Antonio Arqueros, Badajoz, 1908, pág. 205 (not. 2); SUÁREZ DE FIGUEROA, D.: Historia de la ciudad de Badajoz, Reimpresión de la segunda edición (Badajoz, 1916), Diputación Provincial, Badajoz, 1976, pág. 25. Informe sobre las fortificaciones de la ciudad del año 1900 (MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117).
16.TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España musulmana. La alcazaba de Badajoz”, op. cit., pág. 244.
17.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, op. cit., pp. 151, 152. Adelardo Covarsí señala que la excavación corrió a cuenta de Virgilio Viniegra un oficial de Telegráfos de Badajoz, amante apasionado de la Arqueología, que logró descubrir el pavimento empedrado del camino tras excavar un relleno de cinco metros de potencia.
18.PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156.
19.Afortunadamente contamos con abundante documentación para seguir su evolución. Plano que indica perfiles, Diego de Bordick, S.G.E., Madrid, plano número 178; Plano que manifiesta la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., Madrid, plano número 159; Perfil compuesto por la longitud de la altura del castillo antiguo de la plaza de Badajoz, José de Gabriel, 1803, S.G.E., Madrid, plano número 159.
20.B.N., Madrid, ER: 2428, lám 8 (1823). Grabado anónimo con una vista de Badajoz;
Francisco Pilo asegura que existe una fotografía de una de las puertas de las corachas (PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2002, pág. 51).
21.La versión que ofrecemos es la que se desprende de las piezas conservadas (KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pág. 501).
22.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, Editorial Daniel Cortezo, Madrid, 1887, pp. 148; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 238; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Historia de Badajoz, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pág. 133).
23.En una ocasión, cuando relata la construcción de las nuevas murallas apunta que las mismas se extendían desde el sitio denominado la Breva Cana que arrancaba del castillo, hasta los cubos del puente de las Palmas (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., 269. En las páginas 147 y 148 volvemos a intuir la misma ubicación).
24.DÍAZ Y PÉREZ, N.: Diccionario histórico, biográfico, crítico y bibliográfico de autores y artistas extremeños ilustres, Vol. II, Madrid, pág. 39.
25.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pp. 155-156; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 236.
26.Según Alberto González, Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez, el texto de la inscripción de la Huerta del Manco toma sentido si se pone en relación con el escudo y la inscripción que se encuentra sobre la Puerta de la Galera

ESTE CAMI
SE HIZO EN EL ANO D

Estos autores consideran que ambas inscripciones formaban parte del mismo monumento y su traducción completa sería: Este camino se hizo en el año 1541 años reinando el gran emperador don Carlos Quinto siendo corregidor el señor Pedro de Espinosa. El escudo es de la ciudad (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 236; KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pp. 501-503).
La hipótesis es muy interesante pues la unión de ambas inscripciones es perfectamente compatible pero sólo si aceptamos como verdadera la trascripción que nos ofrece Nicolás Díaz ya que el resto de ellas (Romero Morera, Tomás Romero de Castilla, Antonio del Solar) nos obligaría a repetir de forma consecutiva en tres ocasiones la palabra año o años. Esperemos que nuevos descubrimientos nos ayuden a despejar esta incógnita.
27.Nicolás Díaz considera que el escudo de la Galera y la inscripción de la Huerta del Manco no forman parte del mismo conjunto y sitúa ambos elementos en lugares distintos y en distintas fechas (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pp. 155-156). En este caso no estamos de acuerdo con la interpretación que hace Alberto González de las palabras de Nicolás y Díaz (GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana. Puerta de Palmas y el Puente Viejo (1460-1994), Caja Rural, Badajoz, 1995, pág. 239). En efecto, Nicolás y Díaz sostiene que el escudo de la puerta de la Galera estaba en la Puerta de Mérida y lo fecha en el año 1552. Su obcecación le llega a sugerir en una ocasión que la antigua Puerta de Mérida coincide con la puerta de la Galera (DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pág 72). Dos páginas más adelante parece rectificar y señala que la Puerta de Mérida se encontraba frente a la Galera aunque para fechar las obras de la Puerta de Mérida utiliza una inscripción con el año 1552 que se encontraba

“…Sobre el pórtico exterior de este edificio (la Galera), como en los dos del piso bajo del mismo, que están á la izquierda, está escrita la fecha de 1552…”

DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes. Su naturaleza é historia. Extremadura, op. cit., pág. 75, not.1.

En un intento de hacer inteligibles las palabras de Nicolás Díaz los arqueólogos Guillermo Kurtz y Coronada Domínguez proponen que tanto en la Puerta de Mérida como en la puerta de la Huerta del Manco hubiera escudos de Badajoz lo que llevaría a Nicolás Díaz y Pérez a confundir una y otra (KURTZ SCHAEFER, G. S.; DOMÍNGUEZ DE LA CONCHA, C.: “Epigrafía medieval y moderna del Museo Arqueológico Provincial de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, LII-2, Badajoz, 1996, pp. 501-503).
28.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196.
29.Tampoco podemos descartar que la Torre de la Coracha sea la que se abre junto a la Puerta de la Coracha (situada en el frente norte de la Alcazaba) aunque sabemos que esta puerta se cerró al comienzo de la guerra y por tanto no parece lógico que se acometiese una reparación de su portado ni que contara con un cuerpo de guardia propio. Por otro lado es posible también que junto a la Torre del Pendón se abriera una puerta, hoy desaparecida, y que precisamente sobre ella se encontrase el escudo de la Galera.
30.I.H.C.M., Madrid, Colección Aparici-XXVIII, fol. 143.

sábado, 20 de octubre de 2007

2. LAS PUERTAS DE YELVES Y CARROS
La puerta se abre en el frente oeste de la Alcazaba y ocupa, aproximadamente, lo que fue el ángulo N.W. de la primitiva Alcazaba (1). Según el profesor Fernando Valdés la puerta es el resultado de dos fases constructivas:


2.1. Puerta de Yelves
A.La primera puerta, que se correspondería con lo que hoy es la portada interior, fue construida, o al menos reformada, en 1030 por Abu Muhammad ‘Abd Allah b. Al-Aftas (primer monarca de la dinastía aftasí). En este momento la puerta presentaba acceso directo y mocheta simple.

B.Los almohades añadieron a la puerta primitiva nuevos elementos (2):

b.1.El muro exterior que se dispuso delante de la vieja entrada conformando un pasillo acodado que impide el acceso directo al interior de la Alcazaba. Desde entonces la Puerta de Yelves presenta doble recodo. Es posible que el objetivo de los poliorcetas almohades cuando construyeron este largo muro no fuese conseguir una estructura en doble recodo sino dejar la portada exterior orientada hacia la Torre de la Horca (4). Con este diseño la defensa era más efectiva ya que los eventuales asaltantes podían ser flanqueados desde la cortina contigua al tiempo que desde la Torre de la Horca recibirían fuego de revés. Por otro lado, el ángulo entrante de la cortina contigua facilita el acceso a la puerta en los tiempos de paz.
b.2.El muro exterior remataba en una nueva portada (portada exterior) y una torre. La torre se construyó con el tapial característico de las construcciones almohades aunque al menos una de sus esquinas estaba reforzada con mampostería y un fuste (en la actualidad desaparecido). Los mampuestos tienen las llagas muy bien trabadas con mortero de cal (3). Sobre el mampuesto observamos el arranque del falso despiece de sillería que debía cubrir el paramento exterior de la torre.
b.3.La acitara o antemuro (barbacana). Se extiende delante de la Puerta de Yelves y conformaba un nuevo recinto que contaba con su propia puerta. Los vestigios que se han conservado de dicho recinto son escasos aunque aparece representado en varios planos que nos muestran un trazado similar al que pudo presentar el que tenía la Puerta del Capitel (Krigsarkivet, mediados del siglo XVII; Diego de Bordick, 1735; Ignacio Sala, 1736, Pedro Bordán, 1763 y José de Gabriel, 1803) (5). Algunos de esos planos muestran que desde el recinto no se podía pasar a la liza ya que un muro cortaba el acceso a la misma.

La Puerta de Yelves contó con distintos sistemas de cierre. En el siglo XVI la portada exterior se cerraba con una puerta de batientes en una de cuyas hojas se abría un postigo que se cerraba con candado y armella (6). En la portada interior no hay evidencias de hojas para cerrarla, por el contrario, contó con un rastrillo pues todavía hoy son visibles las ranuras del porticulis por el que bajaba el rastrillo. Desgraciadamente no podemos fechar este elemento, es decir, no sabemos si es islámico o cristiano.

Carecemos de noticias sobre la evolución de la puerta durante la Edad Media y Moderna si exceptuamos las escrituras notariales que la mencionan dando nombre a la calle que baja de (la ermita de) San Jose a la Puerta de Yelves y al llamado monturio de Yelves (estercolero-basurero) (7).

Hasta mediados del siglo XVII estuvo en uso pero con motivo de la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-168) fue cerrada. En efecto, cuando se inició la guerra el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas de la Alcazaba (sólo la Puerta del Capitel permaneció abierta). Sospechamos que poco después se abrió junto a Puerta de Yelves una nueva puerta (Puerta de Carros). La nueva entrada asumió todo el protagonismo de modo que una vez firmada la paz en 1668 no fue necesario reabrir la vieja Puerta de Yelves. Por último, el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo voló una parte de la muralla para ampliar la Puerta de los Carros (1912 ó 1914). Estas voladuras afectaron a la estructura de la Puerta de Yelves y los escombros que se retiraron para ampliar la Puerta de Carros terminaron enterrando la Puerta de Yelves. Según Matías Lozano la puerta permaneció sepultada hasta que Jesús Cánovas Pesini la sacó de nuevo a la luz tras excavar la zona en 1939 (8).

En los años 70 fue reconstruida por José Menéndez-Pidal. En estas obras se configuró la puerta que se conserva la actualidad (9). Es decir, tanto la puerta interior (taifa) como la exterior (almohade) no se corresponden con sus modelos originales sino que son fruto de la restauración que efectuó José Menéndez-Pidal Álvarez. En el caso de la portada interior parece que tampoco se ha respetado la planta original. En efecto, tanto el plano de Diego de Bordick (1735) como el de José de Gabriel (1803) muestran que el arco del rastrillo no daba al exterior sino que se abría en el centro de la portada. En cualquier caso, podemos hacernos una idea bastante aproximada de su apariencia “original” gracias a Israel Silvestre (finales del siglo XVII), José de Gabriel (1803) y el grabado publicado en The Penny Magazine (7 de octubre de 1837). El primero realizó una vista de Badajoz en la que podemos contemplar la portada exterior y la acitara (10). Desgraciadamente en esta vista no aparecen ni la puerta de la acitara ni la Puerta de Carros. Por el contrario el plano y el alzado de José de Gabriel constituyen documentos gráficos excepcionales en los podemos contemplar la Puerta de Yelves tanto en planta como en sección (11). El grabado de The Penny Magazine nos ofrece una vista de la Alcazaba desde el adarve de la torre del Pendón y aunque no muestra la puerta si aparece una de sus torres (12).

NOTAS

1.Para poder establecer la cronología de la puerta resulta fundamental determinar el trazado del muro que cerraba el frente norte de la alcazaba prealmohade (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 21; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Aprosuba-3, Badajoz, 2003, pp. 41-42).
2.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Lo que queda del Badajoz de los aftasies”, Bataliús, I, Letrúmero, Madrid, 1996, pp. 260; VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pp. 153, 154 y 160.
La hipótesis que plantea Fernando Valdés, que es la que hemos recogido en la exposición sobre la evolución de la puerta, nos parece muy razonable. Pese a todo, no resistimos la tentación de exponer una intuición pues llamarla hipótesis sería demasiado pretencioso.
En primer lugar sospechamos que el muñón que está asociado a la portada interior de la Puerta de Yelves pudiera corresponderse con el primitivo muro norte, es decir, el muro que cerraba el frente septentrional de la alcazaba prealmohade. En efecto, dicho muñón “parece” la continuación natural del muro Oeste de la Alcazaba tanto en lo que se refiere a su trazado como a su técnica (zarpa en la base, mampuestos pequeños, etc). Si esta suposición fuese cierta las consecuencias que se derivarían serían interesantísimas.

-El espacio que hoy ocupa la Puerta de Yelves se encontraba extramuros antes de la ampliación almohade y la puerta, con sus dos portadas, sería una obra almohade.
-Los dos torreones que flanquean la portada interior pueden ser los torreones que defendían el ángulo N.W. de la alcazaba prealmohade. En efecto, si como hemos supuesto la puerta se levanta en el exterior de la Alcazaba antes de la ampliación almohade es posible entonces que los elementos que defendían este sector fuesen integrados en la portada interior. A nuestro juicio esta esquina de la Alcazaba estaba defendida por un cubo adosado cuya cimentación todavía parece distinguirse. Posteriormente se levantó en el mismo lugar otro cubo. El nuevo cubo, que es el que se conserva en la actualidad, está adosado al muro norte lo que viene a mostrar que es posterior a aquel. Junto al cubo encontramos otra torre de mayores dimensiones. Esta torre pudo ser una albarrana similar a la vecina Torre de la Horca (vistas de José de Gabriel y The Penny Magazine). Tanto la Torre de la Horca como la “albarrana” de la Puerta de Yelves eran macizas hasta la altura del adarve de la muralla, seguía un estancia al nivel del adarve y remataba en una terraza almenada. A la altura del primer piso presentaba unas bandas dobles de ladrillo que enmarcan las saeteras. El arranque del parapeto estaba marcado por otra banda de ladrillo. Posteriormente, cuando se construyó la portada interior se aprovecharon el cubo adosado al muro, la torre “albarrana” y el arco de unión entre ambas torres para apoyar en ellos la citada portada interior. En cualquier caso debemos resaltar que el único elemento de cierre que hemos detectado en la portada interior es un porticulis o rastrillo. Los sillares que conforman la moldura del rastrillo están adosados tanto al cubo como en la supuesta albarrana lo que viene a demostrar que es posterior a ambas. En la portada interior no hemos detectado ningún elemento que evidencie la existencia de mochetas o en general un cierre mediante hojas de madera lo que parece indicar que no había puerta antes de la ampliación almohade. Por lo que se refiere a la portada exterior de la puerta de Yelves debemos señalar que está adosada a la supuesta albarrana lo que deja claro que la “albarrana” es más antigua que la portada exterior. Por último, los muros de tapial que se extienden hasta el río se inician, precisamente, en la “albarrana”. Si se verificase que los muros de tapial además de iniciarse en dicha “albarrana” están adosados a ella nos indicaría que la “albarrana” existía antes de la ampliación almohade y que la propia ampliación partió de la “albarrana”.
-El torreón que se levanta junto a la ermita del Rosario pudo ser una albarrana del muro norte prealmohade. El torreón está concebido como una albarrana con su arco de unión a un cubo adosado a la muralla. No obstante, su técnica constructiva es muy distinta al resto de las albarranas de la Alcazaba. En efecto, la torre está construida con un núcleo de tapial de tierra que fue revestido con mampostería trabada con argamasa de cal y arena. El paramento exterior está realizado con mampostería dispuesta en hiladas regulares. Las esquinas fueron reforzadas con sillería de granito. Los mampuestos están calzados con ripios aunque estos sólo son visibles en algunos puntos ya que originariamente las llagas fueron recubiertas con mortero. El torreón es macizo lo que parece más propio de una torre defensiva que de una torre religiosa o palaciega. En la vista de Badajoz de Israel Silvestre podemos observar que el Torreón del Rosario tenía otro cuerpo y remataba en terraza (¿almenada?) de modo que presentaba una fisonomía idéntica a las torres de la Horca y la “albarrana” de la Puerta de Yelves (bandas de ladrillo enmarcando el cuerpo superior, ventanas, etc.). Curiosamente Israel Silvestre cuando representa la Torre de la Horca no señala dichos elementos (B.N., Madrid, ER.2974/154). Resulta complicado explicar esta circunstancia que pudiera responder tanto a una simplificación del dibujo como a un error. El alzado de la torre que nos ofrece José de Gabriel en 1803 parece indicar también que la torre presentaba bandas horizontales. Capítulo aparte merece la decoración. En efecto, los mampuestos de la torre conservan un llagueado muy saliente que en ocasiones se completó con una línea incisa, un motivo en espiga e incrustaciones de pequeñas piedras. El mejor paralelo para este torreón, en lo que se refiere a su aparejo y tratamiento decorativo, lo constituye la “albarrana” de la Puerta de Yelves así como ciertos muros de clara filiación almohade (cortinas y cubos del muro norte de la Alcazaba, Puerta de la Coracha, etc). En cualquier caso, hemos de recordar que la portada exterior de la Puerta de Yelves, que es una obra almohade, está adosada a la “albarrana” de la Puerta de Yelves. Si hacemos una interpretación correcta de los datos anteriores podríamos estar ante obras almohades destinadas a reforzar el muro norte de la Alcazaba que se ejecutaron antes de proceder a la ampliación de la misma. En cualquier caso ni podemos ni debemos descartar que tanto el Torreón del Rosario como la “albarrana” de la Puerta de Yelves sean anteriores al período almohade.
-Por último podemos suponer que en el muro norte de la alcazaba prealmohade debió abrirse una puerta que pudo situarse cerca del Torreón del Rosario.
Como es fácil de imaginar estas líneas no pasan de ser una ocurrencia pero no queríamos perder la ocasión de exponerlas aunque sólo sea para provocar la sonrisa del lector más indulgente.
3.En algunos puntos del muro norte documentamos esta misma técnica que se repite en otros puntos.
4.En los trabajos sobre la Alcazaba aparece citada con múltiples nombres (Torre de la Horca, del Ahorcado y de los Ahorcados). Según José de Gabriel en 1803 servía de almacén de pólvora.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Ayuntamiento, Badajoz, 2003, pp. 19-37; TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII. Apuntes históricos y urbanos, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 234-237; CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tip. de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 151-156; CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 64-65. Por otro lado, Francisco Pilo ha realizado una magnífica descripción de los elementos que componían la puerta de la acitara en los siglos XVII y XVIII tomando como base los planos de Ignacio Sala y José de Gabriel (PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 38-39).
6.Estos elementos aparecen citados en un documento fechado el 20 de mayo de 1517 en el que se dice que unos clérigos destrozaron con un hacha el candado y la armella de la Puerta de Yelves (A.G.S., C.C., Leg. 125-141).
7.El término monturio ha sido mal interpretado en muchas ocasiones pero son varios los documentos que indican que era un espacio destinado a estercolero-basurero. Uno de los más explícitos es el proyecto de Ordenanzas del 31 de agosto de 1702 que en su Título 6 decía que

“…Mandamos que los Vecinos de esta Ciudad tengan obligazion los Savados cada Semana de hazer barrer Y limpiar las puertas de sus Calles Y llevar el estiercol y basura a los monturios Señalados so pena de Doscientos maravedis…”

DE PERALTA OLEA, M.A.: “Badajoz en el siglo XVIII. Un proyecto de ordenanzas municipales”, Revista de Estudios Extremeños, XL-2, Badajoz, 1984, pág. 265.

En la ciudad debieron existir varios monturios pero sólo hemos podido documentar los que se localizaban junto a las puertas de Carros (monturio de Yelves) y Trinidad (monturio del Rivillas). En efecto, este último aparece en una escritura de 1604 sobre unas casas situadas junto

“...la puerta y torre de la puerta de la trinidad y de otra parte casal de juan al. y por detrás el muro y monturio de rribillas y por delante la plazuela de la santísima trinidad...”
A.H.P., Badajoz, Prot. 1355, ff. 145 y 167.

El monturio de Yelves fue denunciado por el Cabildo Eclesiástico ya que al encontrarse junto a la Puerta de Carros, que era la entrada que utilizaba el tráfico rodado que subía al Palacio Episcopal, producía muchas molestias.
Asimismo había otros monturios que podríamos llamar improvisados o de oportunidad. En efecto, en 1704 el presbítero Francisco Maeso solicitó permiso para construir diferentes casas “en unos solares q. estauan hechos montubios” (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, fol. 52). Los citados solares se encontraban junto a Santo Domingo. El mismo año se da noticia de otros monturios situados en la calle de Morales junto al Convento de San Agustín (A.H.P., Badajoz, Prot. 398, ff. 143-144, 147 y 150). En ambos casos nos encontramos con una práctica, que perdura en la actualidad, en la que los vecinos tiraban su basura en los solares o en los inmuebles arruinados.
8.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pág. 34.
9.MENÉNDEZ PIDAL ÁLVAREZ, J.: “La Alcazaba Musulmana de Badajoz y su puesta en valor”, Actas del V Congreso de Estudios Extremeños, Arte, 1976, pág. 3 y apéndice fotográfico (las fotos que acompañan este trabajo muestran que no se había construido la portada exterior); PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pp. 40.
10.B.N., Madrid, ER 2974/154.
11.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, op. cit., pp. 64-65; PILO ORTÍZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, op. cit., pág.24.
12.The Penny Magazine, 7 de octubre de 1837. La consulta de este grabado ha sido posible gracias al blog Historias de Badajoz de Fernando de la Iglesia Ruiz al que felicitamos por su excelente labor.

2.2. Puerta de los Carros

La Puerta de los Carros se abre a continuación de la Puerta de Yelves. Es un enorme vano de acceso directo por el que discurre la carretera de la Alcazaba. La proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos que siguen manteniéndose en la actualidad. Son muchos los que consideran que las Puertas de Yelves y Carros son una misma entrada. Nosotros pensamos que son dos puertas distintas ya que la Puerta de Yelves es una entrada medieval (islámica) y la Puerta de Carros debió abrirse durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668). En efecto, cuando se inició el conflicto con Portugal (diciembre de 1640) el Cabildo Municipal ordenó cerrar las puertas del castillo. El cierre de la Puerta de Yelves debió plantear problemas logísticos pues resultaba imprescindible disponer de una entrada por la que pudieran circular carruajes y cañones. Posiblemente la apertura de la Puerta de los Carros debamos vincularla con esta nueva necesidad. Asimismo hemos de resaltar que desde los primeros años de la guerra tenemos documentada la existencia de plataformas artilleras en el castillo que aconsejaban la existencia de una puerta sin escalones y de acceso directo (2).

Si los motivos que justificaron la apertura de la puerta son fáciles de comprender no resulta tan fácil fechar la obra. A este respecto sólo podemos señalar que no aparece citada en los acuerdos municipales de los días 7 de diciembre de 1640 y 5 de enero de 1641 lo que pudiera delatar que no existía en esas fechas.

La primera noticia que pudiera vincularse aparece en el Cabildo Municipal del 23 de mayo de 1641 en el que se acordó romper las barbacanas (3). La noticia puede referirse a las obras previas para abrir la nueva entrada aunque creemos la noticia debemos vincularla con el desmoche de la parte superior de la barbacana y no con su demolición completa ya que Gaspar Torralto en su Informe del día 31 de enero de 1641 aconsejaba reparar la falsabraga (barbacana). Es decir, no tendría sentido demoler una obra que podía prestar muy buenos servicios para defender la Alcazaba (4). Esta impresión se refuerza si tenemos presente que el coronamiento de la barbacana está retocado (desmochado) para conseguir un derrame hacia el exterior. Con esta rectificación los tiradores conseguían un mayor campo de tiro.

La primera referencia segura a la nueva puerta aparece en uno de los planos del Krigsarkivet que ha sido fechado hacia 1645 aunque creemos que debemos situarlo en la década de los 50. Así, en un informe portugués de 1652 se dice que el castillo sólo tiene una puerta que sale a la ciudad (Puerta del Capitel) (5). Desconocemos si fue un error, o bien debemos datar la apertura de la puerta, y en consecuencia también el plano del Krigsarkivet, después de esa fecha.

Parece ser que su primera denominación fue Puerta de la Consolación. Seguramente tomó el nombre de la ermita homónima que se levanta en sus inmediaciones. Esta denominación no logró consolidarse pues la puerta adoptó el nombre que la identifica desde un punto de vista funcional: Puerta de Carros.

En 1678 ya aparece como Puerta de los Carros (6). Las noticias que nos proporciona Juan Solano de Figueroa en este sentido resultan definitivas. En uno de los pasajes de su obra Solano de Figueroa nos da cuenta como en el año 1463 se vendieron unas casas situadas en el castillo en la calle de Rodrigo Mexía. Para que el lector pudiera situar las casas Juan Solano apunta:

“...este sitio, y calle, era dentro del castillo á la puerta por donde entran los coches, y pertrechos de la Artilleria, y hace frente á la hermita de nuestra señora del Rosario...”(7)

Entendemos que Juan Solano de Figueroa cuando menciona la puerta sólo está dando un referente espacial para que sus contemporáneos sitúen la calle de Rodrigo Mexia. En ningún caso debemos deducir que la Puerta de Carros como tal existía en 1463. Asimismo queda claro por sus palabras que la nueva entrada, al convertirse en el único acceso para el tráfico rodado, pasó a ser conocida como la Puerta de Carros. En el plano de Juan Muñoz Ruesta (1698) la nueva entrada también aparece identificada como Puerta de los Carros (8).

Conocemos pocas obras asociadas a la Puerta de Carros a lo largo del siglo XVII. No obstante sabemos que el 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo, se comprometió a

“…haçer vn cuerpo de guardia a mano izquierda entrando al castillo que a de llegar hasta la escalera que sube a la muralla, a de lleuar treinta tapias, nueue vigas ocho hazes de caña treçientos ladrillos para vn portado, dos cahizes de cal, veinte carretadas de piedra para los cimientos que miran a la puerta y para las esquinas mas a de lleuar otros dos cahiçes de cal mal mill duçientas tejas con sus aderentes…” (9)

El texto anterior es muy impreciso. En efecto, la puerta en la que habría de construirse el cuerpo de guardia no aparece identificada pero debemos tener presente que en otros apartados se citan los cuerpos de guardia de Santiago, la Traición (Alpéndiz) y la Coracha. Por otro lado, sabemos que el cuerpo de guardia de la Puerta de Carros se encontraba a mano izquierda (Diego de Bordick, 1735; José de Gabriel, 1803) y el de la Puerta del Capitel a la derecha y además ya estaba construido en esa fecha.

Como ya hemos mencionado, la proximidad entre las puertas de Yelves y Carros ha dado lugar a múltiples equívocos. En este sentido resulta muy ilustrativo el plano de Francisco Coello que cuando se refiere a la Puerta de Yelves apunta Puerta Tapiada de los Carros. Este error se ha mantenido y muchos autores se refieren a las puertas de Carros y Yelves como si fueran la misma entrada. Adelardo Covarsí fue más lejos pues llegó a insinuar que la Puerta de la Coracha pudo ubicarse en el espacio que hoy ocupa la Puerta de Carros, es decir, que de ambos nombres participase la puerta en distintas épocas (10). Afortunadamente, las excavaciones de Jesús Cánovas Pesini sacaron a la luz los restos de la vieja Puerta de Yelves y este descubrimiento resultó básico para enmendar el error. Así, en 1645 decía Fernando Castón

“…la verdadera Puerta de Carros, plena de canas y de magestad, se hallaba en el muro mismo la alcazaba, de la que queda señal en las huellas penetrantes de su quicialera. Viejos papeles dicen Puerta de Yelves en el Monturio…” (11)

Sobre la evolución de la puerta hemos de apuntar como hecho sobresaliente las voladuras que realizó el Comandante de Ingenieros Casimiro González Izquierdo (en 1912 según unos autores o en 1914 según otros) (12). Hasta ese momento la Puerta de los Carros contaba con dos hojas de madera pero las voladuras provocaron que la puerta como tal desapareciera para quedar reducida a una enorme brecha (13). Las consecuencias de las voladuras podemos apreciarlas en el grabado publicado en The Penny Magazine del 7 de octubre de 1837, el plano de la Alcazaba de Leopoldo Torres Balbás y en varias postales con vistas de la Alcazaba (14). En efecto, en las imágenes realizadas antes de las voladuras (postales de los años 1905 y 1908) podemos apreciar la puerta. Concretamente en la postal del año 1908 podemos observar el arco de medio punto que cubría la puerta. Por el contrario en las postales de 1920 y 1923 en lugar de la puerta aparece la brecha (15).

Por otro lado, algunos autores han denominado Puerta de Carros a otra puerta situada en las traseras del palacio de los Calderón (hoy Escuela de Idiomas). Esta última siempre fue conocida como Puerta Nueva ó Puerta Nueva del Río. El primer autor que la cita es Martín de Gabriel (31 de diciembre de 1763) que la nombra como Puerta Nueva (16). Leonardo Hernández de Tolosa precisa que las obras de la puerta concluyeron a comienzos del mes de junio de 1765 y la identifica como puerta nueva del rio (17). Como Puerta Nueva fue conocida a lo largo de los años. Sería largo y tedioso enumerar todos los informes y planos que recogen este nombre, por ello, nos limitaremos a dar una relación reducida pero significativa:

-El plano de Pedro Ruiz de Olano (15 de julio de 1771) sigue denominándola Puerta Nueva.
- J. de Ampudia y Valadés en su informe del año 1801 diferencia perfectamente la Puerta de Carros (Alcazaba) y la Puerta Nueva (18).
-Los planos de José de Gabriel (1803), Francisco de Yznardo (1844) y Francisco de Coello (1850) siguen en la misma línea. Este último la identifica como Puerta Nueva ó de Pelambres.
-En los acuerdos municipales de los días 12 de marzo y 16 de julio de 1877 se informa que la riada del año 1875 había arrastrado un carretón que los aguadores tenían en esa puerta. En dichos acuerdos la puerta aparece citada con Puerta Nueva.
-Nicolás Díaz y Pérez (1887) y el informe militar del año 1900 sobre Badajoz la siguen denominando Puerta Nueva (19).

Poco después la Puerta Nueva paso a ser identificada como Puerta Nueva de los Carros e incluso Puerta de los Carros. La primera vez que hemos documentado este nombre fue en 1930 (20). Ignoramos que pudo motivar este cambio de denominación. Quizá el autor pudo “deducirlo” del hecho de encontrase en ella el carretón que utilizaban los aguadores.

Las mejores imágenes de la Puerta las podemos encontrar en las postales de los años 1932 y 1950 y en un apunte que nos ofrece Alberto González (21).



NOTAS.



1.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003, plano I
2.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), op. cit., pág. 20.
3.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 23 de mayo de 1641, fol. 59v.
El día 9 de diciembre de 1640 el Cabildo Municipal acordó abrir la muralla del castillo y al mismo tiempo se ordenó que se informase de estas obras al Obispo para que tomara las medidas que considerase oportunas para reforzar la seguridad del Palacio Episcopal (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 9 de diciembre de 1640, fol. 183). Este derribo parece referirse al muro que unía el Palacio Episcopal con las murallas de la Alcazaba situadas junto a él.
4.GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la Guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), Aprosuba-3, Badajoz, 2001, pág. 20.
5.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión mas lejana, op. cit., plano I; El informe portugués de 1652 puede consultarse en la Biblioteca Nacional de Lisboa, Códice 1459, fol. 89v. La posible contradicción entre ambos documentos pudiera no existir si tenemos presente que el plano de 1645 podría fecharse a partir de 1650.
6.A.H.P., Badajoz, Prot. 5033, ff. 15-19.
7.SOLANO DE FIGUEROA Y ALTAMIRANO, J.: Historia de la ciudad y obispado de Badajoz, Imprenta del Hospicio Provincial, Badajoz, 1929, 1ª-IV, pág. 218.
8.CRUZ VILLALÓN, M.: Badajoz. Ciudad amurallada, Junta de Extremadura, Badajoz, 1999, pp. 38-39.
9.CORTÉS CORTÉS, F.: “1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196; A.H.P., Badajoz, Prot. 235, fol. 205. Pese a todo no debemos dejar de señalar que en el listado de cuerpos de guardia del día 5 de noviembre de 1646 se dice que había dos cuerpos de guardia en el castillo ubicados en sendas puertas (A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de noviembre de 1646, ff. 80v-81). Una de las puertas era la del Capitel. Desconocemos el nombre de la segunda aunque no descartamos que se encontrase en la Puerta del Alpéndiz.
10.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1). No obstante, en esos años la confusión entre las puertas de Carros y Yelves era total, por tanto, es posible que se estuviera refiriendo a la Puerta de Yelves.
11.LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, Grafisur, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Los Santos de Maimona, 1983, pp. 35-36.
12.Matías Lozano sostiene que las voladuras se realizaron en 1912 (LOZANO TEJADA. M.: Badajoz y sus murallas, op. cit., pág. 37), por el contrario, Leopoldo Torres Balbás señala que la puerta fue derribada en 1914. Posteriormente José Menéndez Pidal hizo suya la tesis de Leopoldo Torres Balbás. Sobre las demoliciones efectuadas en la Alcazaba se puede consultar A. Covarsí “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pp. 20 (not.1), 24 (not. 1).
13.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “La fortificación de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, III, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pág. 117; TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 180.
14.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pp. 177-178 y Lám. 1.
15.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1900-1931), Circón Editores, Cáceres, 2001, pp. 42 bis y 94.
16.Planos del recinto y fuertes de Badajoz, Martín de Gabriel, op. cit., not. 5.
17.HERNÁNDEZ DE TOLOSA, L.: Libro de noticias, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Trujillo, 1992, pág. 68.
18.MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Cuarteles y dependencia militares en la ciudad de Badajoz”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. V, R.S.E.A.P., Badajoz, 2004, pp.43 y 44.
19.DÍAZ Y PÉREZ, N.: España. Sus monumentos y artes su naturaleza e historia. Extremadura, Editorial Manuel Cortezo, Barcelona, 1887, pág. 278; MELÉNDEZ TEODORO, A.: “Fortificaciones de Badajoz en el siglo XX”, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, vol. III, R.S.E.A.P., Badajoz, 2001, pág. 117.
20.En los comentarios que hace Tirso Lozano Rubio a la Historia del Doctor Francisco Mateos Moreno señala que en 1765 se abrió

“…la puerta nueva, o de los carros, que caía entonces a la espalda del Hospicio, que estaba en el Palacio de Godoy (actual Escuela de Idiomas)…”

LOZANO RUBIO, T.: Historia de Badajoz. Apéndices a la historia del Dr. Mateos, Arqueros, Badajoz, 1930, pág, 269.
Desconocemos las fuentes en las que se basó Tirso Lozano para proceder a esta identificación. Poco después, otros autores se hacían eco de sus palabras (RINCÓN JIMENEZ, J.: “Badajoz en 1658. La línea envolvente”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIIII, Badajoz, pág. 291 not.2).
21.GARCÍA RAMOS, F.J.: La tarjeta postal en Badajoz (1932-1962), Circón Editores, Cáceres, 2003, pp. 72 y 73.
GONZÁLEZ GONZÁLEZ, A.: Badajoz cara al Guadiana, Caja Rural de Extremadura, Badajoz, 1995, pág. 97.