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jueves, 29 de noviembre de 2007

En esta última entrada correspondiente a las puertas de la Alcazaba incluimos tres apartados:

1.Puerta del Alpéndiz.
2.Portillo situado junto a la Puerta del Alpendiz
3.Otras entradas.



1.Puerta del Alpéndiz

La Puerta del Alpéndiz conserva la estructura acodada original (almohade) aunque la mayor parte de sus elementos han sufrido modificaciones muy importantes.

-La torre que remata el conjunto, a la que Juan de Subreville llama indistintamente Torre de la Condesa yTorre del Juego de la Condesa, es probable que presentase un cuerpo superior que ha desaparecido pero parece apreciarse en algunas vistas (P. María Baldi, 1668; vista de Juan de Subreville, 1738).



-En el arranque de la cortina que define el patio se levanta un saliente que en nuestra opinión es una especie de contrafuerte ya que está adosado tanto a la zarpa como a la cortina.
-Las cortinas han sido forradas para frenar su deterioro y el forro debió destruir la decoración de falsa sillería característica de los almohades. Al mismo tiempo el forro dio lugar a un regruesado del muro que en ocasiones se apoyó en la zarpa de tapial sobre la que los almohades levantaron las cortinas que definen el patio.
-El patio aparece cubierto con una decoración de falsa sillería. Al igual que sucedía en el patio interior de la Puerta del Capitel la falsa sillería sólo alcanza hasta media altura completándose la parte superior del muro con un simple encalado.



-La portada exterior lucía un arco de herradura aunque después se retallaron sus las jambas para facilitar el paso de carruajes. En esta operación se picó el peralte del arco y la puerta quedó reducida a un vano informe.





-En la portada interior parecen solaparse dos fases. En la fase más antigua la puerta era más alta y ancha que la actual (1).






A diferencia de las puertas de Yelves y Capitel no conocemos el trazado de la acitara que se extendía frente a ella pues debió resultar afectada al construirse el muro del Alpéndiz y sobre todo cuando se terraplenó la zona para construir una media luna.

Las puertas en recodo eran una magnífica solución desde el punto de vista defensivo pero al mismo tiempo suponían un obstáculo para el tráfico rodado. Como ya hemos comentado, para facilitar el paso de los carruajes se amplió la luz de los arcos mediante rebajes y chaflanes tanto en la portada exterior como en la interior. En la portada exterior se picaron las jambas y el peralte del arco herradura. En este caso el retoque fue tan agresivo que el arco perdió su forma de herradura. Tanto los retoques estructurales como la decoración de falsa sillería debemos fecharlos antes del cierre de la puerta en 1640.

En lo que se refiere a su evolución funcional recordemos que Fernando Valdés estima que la puerta a la que vino a sustituir la puerta almohade era la que comunicaba la Alcazaba con el camino de Mérida (2). Con el paso de los años este camino se convirtió en uno los ejes viarios más importantes del arrabal que se estableció frente a ella (Arrabal Oriental) (3).

La puerta y la calle no desaparecieron con la conquista cristiana. Así, en 1274 aparece citada la rrua ala puerta del apendiz como una de las calles de la Alcazaba y a finales del siglo XVI la puerta seguía prestando su nombre a la calle que iba hacia San Salvador, el Matadero, la calle de Pestaña, la Puerta de Mérida, etc. (4).

La situación dio un vuelco radical con motivo de la Guerra de la Restauración (1640-1668). Las autoridades municipales consideraron que para asegurar la Alcazaba era necesario cerrar la mayor parte de sus puertas. En esta línea ordenaron tapiar todas las entradas salvo las puertas del Capitel y del Alpéndiz (7 de diciembre de 1640) (5). La medida se reconsideró poco después y en el Cabildo Municipal del día 5 de enero de 1641 se ordenó cerrar las puertas del Alpéndiz y la Coracha. La orden se cumplió con diligencia pues el día 26 de enero de 1641 se libró el dinero que debía abonarse a Francisco Hernández Manzano por haber cerrado la Puerta del Alpéndiz. No obstante, debió dejarse un postigo para comunicarse con la media luna que se construyó delante de la puerta (6).

Pese a encontrase tapiada, sospechamos que contó con un puesto de guardia pues en el listado del día 5 de noviembre de 1646 se dice que había dos puestos en el castillo ubicados en sendas puertas. Una de las puertas era la del Capitel. Desconocemos el nombre de la segunda aunque no descartamos que se encontrase en la Puerta del Alpéndiz.

Durante la guerra la puerta fue asegurada con una media luna. En el Informe de Gaspar Torralto (31 de enero de 1641) ya se proponía construir una media luna en el castillo que se de la mano con las de la ciudad y la Tenaza (fuerte de San Cristóbal). Es muy posible que Gaspar Torralto se refiriese a la media luna que después se construyó delante de la Puerta del Alpéndiz. La fecha en la que se construyó la obra no está del todo clara. En efecto, en un plano anónimo que representa el sitio portugués del año 1658 (Krigsarkivet, Estocolmo) se apunta que la media luna de la Puerta del Alpéndiz fue levantada durante el sitio pero debemos matizar esta información ya que la media luna ya aparece en un plano de Badajoz fechado antes del sitio de 1658 y la media luna también aparece citada con motivo de los sucesos del año 1652. Ante esta disyuntiva la solución más razonable, que no necesariamente la más acertada, sería considerar que la media luna del Alpéndiz estaba levantada antes del año 1658 pero no se había concluido o los temporales la habían arruinado de modo que hubo de completarse y concluirse en 1658 (7).

Posiblemente el mejor documento para conocer las defensas de esta zona sea el relato que hizo Juan Leite con motivo del intento de tomar Badajoz en 1652 valiéndose de los servicios de dos sargentos traidores. Con objeto de planificar la operación sobre el terreno los portugueses efectuaron un reconocimiento previo de la Alcazaba. Para ello se valieron de los servicios de los traidores. En efecto, un sargento flamenco guió a dos portugueses (Juan Leite y al ingeniero Aguilar) desde uno de los molinos del Rivillas hasta la media luna de la Puerta del Alpéndiz. El traidor y sus dos acompañantes entraron en la media luna por una puerta que daba al barrio del Salvador. Tras penetrar en la media luna se encontraron con otro sargento, cómplice del anterior, y dos soldados que estaban de guardia. La media luna se comunicaba con la Alcazaba mediante una puerta que al llegar la noche se cerraba pero sólo con un cerrojo pues la media luna no tenía salida a la campaña. El sargento que estaba de guardia en la media luna abrió un postigo de dicha puerta y los dos portugueses junto con el sargento flamenco entraron en la Alcazaba. Una vez dentro inspeccionaron el lugar y cuando terminaron volvieron a salir por donde habían entrado. La conspiración fue descubierta a tiempo y no se llegó a consumar la traición. Desde entonces la Puerta del Alpéndiz paso a ser conocida como la Puerta de la Traición (8).

Tenemos atestiguadas varias obras en el entorno de la puerta. Así, el día 12 de agosto de 1665 Francisco Domingo se comprometió a construir

“…vn cuerpo de guardia en frente de la pieça en la haçera de casas. A de lleuar treinta tapias nueue vigas ocho hazes de caña y treçientos ladrillos para un portalo dos cahizes de cal doçe carretadas de piedra, para las esquinas y rafas mill y duçientas tejas con los demas adherentes que son cabios, clauos, hileras, junçia...” (9)

El cuerpo de guardia se construiría entre la Puerta de la Traición y el Matadero, es decir, en el exterior de la Alcazaba.

En el informe de Luis de Venegas (8 de julio de 1677) se vuelve a insistir en la importancia de esta zona

“…El baluarte de la puerta de la traicion que esta en lo alto del castillo, es en opinión de los Yngenieros citados el mas necesario y provechoso de toda la plaza por cuanto manda está Caballero sobre lo mas de las fortificaciones de dha. Plaza y manda con imperio y sin bateria toda la Campaña; necesita precisamente de alargarlo hasta la torre del mirador del obispo rebistiendolo de piedra y cal, como los demas desde el angulo defendido bajar con una cortina á la puerta de Merida para ceñir la Ciudad por aquella parte mas de doscientos pasos dejando fuera el matadero y aquel barrio que no tiene casas empie, y la cortadura que la cubria estar enfilada de la campaña y no tener ningun remedio su enfilada…” (10)

Después de la guerra la puerta debió permanecer cerrada y en su lugar el Cabildo Municipal celebrado el 11 de enero de 1677 propuso reparar el portillo q. cae a la puerta de la traicion. Es decir, se pretendía acondicionar como salida de la Alcazaba la puerta que se abre junto a la Puerta del Alpéndiz (11). Para entender esta decisión debemos recordar que la guerra había arruinado buena parte del barrio de San Salvador. Contamos con numerosos testimonios que nos indican como dicho barrio fue entrando en un proceso de progresivo deterioro. Las causas son múltiples pero los documentos de la época mencionan sobre todo su alejamiento de la zona comercial de la ciudad y que muchas casas del barrio fueron habilitadas como cuarteles durante la guerra, etc (12). Esta visión aparece confirmada en el informe de Luis de Venegas que refiriéndose al barrio de San Salvador apunta no tiene casas en pie (13). En esta situación la Puerta del Alpéndiz, que fue el enlace entre la Alcazaba y este barrio, no resultaba tan necesaria como antes de la guerra y las autoridades debieron optar por mantenerla cerrada. Por último, cuando a finales del siglo XVII se construyó el recinto abaluartado, la puerta fue clausurada pues la cara del semibaluarte de San Antonio la dejó sin salida y el barrio de San Salvador desapareció al construirse el nuevo recinto abaluartado. Afortunadamente la puerta no fue destruida ya que el relleno del semibaluarte de San Antonio “fosilizó” a la vieja Puerta del Alpéndiz. Debemos suponer que desde entonces el postigo que se abre junto a la Puerta del Alpéndiz se utilizó como entrada de la Alcazaba en esta zona y los subterráneos anejos a la Puerta del Alpéndiz fueron utilizados después como polvorín (14).

Con el paso de los años se perdió la memoria de ella. Así Adelardo Covarsí (1932) decía

“…Una puerta o portillo que también citan los viejos escritos badajocenses es la del Alpediz que se cree existió también cerca de la dicha torre de Espantaperros, pero en el lado opuesto a la de Mérida, es decir, tal vez en la parte correspondiente de las murallas contiguas a la Plaza Alta ya cerca de la Plazoleta del Reloj…” (15)

Posteriormente Fernando Castón también intentó situar la puerta. Como en otras ocasiones, Fernando Castón realizó un minucioso rastreo documental pero en este caso las fuentes que utilizó le hicieron errar ya que señaló que

“…ascendiendo por la (calle) de la Costanilla y recorriendo el corto tramo de la actual del Castillo, que hubo de ser antes la del Alpendiz, en la cortina mural comprendida entre el diedro del adarve de la Torre del Apendiz –podemos ya bautizarla definitivamente con este nombre- y el primer cuadrado torreón que está a su oriente, allí hubo de abrirse el arco de paso de la Puerta del Alpendiz…” (16)

Es decir, vuelve a insistir en el mismo emplazamiento y además identifica a la Torre de Espantaperros con la Torre del Alpéndiz dando pie a un equívoco que sólo se ha enmendado en fecha reciente.

Tendremos que esperar hasta que las excavaciones de Cánovas Pesini la saquen de nuevo a la luz. Con motivo de las excavaciones se abrió en 1614 un postigo para facilitar los trabajos (17). Gracias a este postigo podemos entrar y salir de la Alcazaba utilizando la Puerta del Alpéndiz. Luis Plá señala que poco después de la excavación la autoridad militar ordenó cerrar los subterráneos que lindan con la puerta y había descubierto Cánovas Pesini (18).



NOTAS



1.En este entorno debió existir una puerta más antigua. En la portada interior encontramos algunas evidencias arquitectónicas que pudieran ser muy interesantes pero que de momento resultan contradictorias y por tanto poco concluyentes. Es decir, si de un lado el plano de la puerta parece mostrar que tanto la vieja puerta como sus dos cubos pudieran conservarse embutidos y formando parte de la portada interior almohade de otro lado el estudio de los paramentos parece apuntar en otra dirección. En efecto, las hiladas de sillares que se aprecian hacia el centro del pasillo de la portada interior pudieran enmarcar el vano que los almohades hubieron de abrir en la cortina y no una puerta anterior. En este sentido hemos de apuntar que los sillares, vistos del exterior, no parecen mostrar evidencias de mocheta y más parecen conformar una esquina. Asimismo tampoco podemos descartar que la puerta prealmohade se encuentre junto a la portada interior pero no coincida exactamente con ella.
2.Dada la vinculación de la puerta con el camino de Mérida es posible que su primer nombre fuera Puerta de Mérida (VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 151).
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, op. cit., pág. 155; VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: En torno al Badajoz Islámico. Trabajos sueltos de arqueología andalusí, Diputación Provincial, Colección arte/arqueología, Badajoz, 2001, pág. 24.
4.SANTOS COCO, F.: “Documentos del archivo catedral de Badajoz” Revista del Centro de Estudios Extremeños, Badajoz, pág. 93; CRUZ VILLALÓN, M.: “Badajoz medieval. Aspectos sobre los orígenes de la ciudad”, Bataliús, I, Letrúmero, I, Madrid, 1996, pág. 97; GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz: de 1564 a 1736”, Revista de Estudios Extremeños, XXXVIII-3, Badajoz, 1982, pp. 417, 419, 421, 422, 423 y 431. En este trabajo se da cuenta también de varias casas que se encontraban en la Puerta del Alpéndiz; GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, A.: Historia de Badajoz, Universitas Editorial, Badajoz, 1999, pág. 175; KURTZ, W.: Retrato de una ciudad. Badajoz en el siglo XVI según los libros de hacienda de la Cofradía y Hospital de la Concepción, Diputación Provincial, Badajoz, 2006, vol. I (pp. 113, 317 y 318); vol. II (562, 263, 662-665, 901 y 927).
5.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 7 de diciembre de 1640, fol. 181v.
6.BN, Lisboa, Códice 1459, fol. 99-99v.
7.Antes del descubrimiento de los planos del Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) la única fuente documental para fijar la cronología de la media luna procedía del plano del sitio de 1658. Con esta información fechamos la obra en 1658 (GARCÍA BLANCO, J.: Las fortificaciones de Badajoz durante la guerra de la Restauración de Portugal (1640-1668), op. cit., pág. 41; SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003).
8.Los detalles de este acontecimiento son conocidos gracias a varios documentos. El más completo fue publicado por Fernando Cortés (CORTÉS CORTÉS, F.: “Dos manuscritos portugueses con noticias sobre el Real Ejército de Extremadura (1640-1668) en la Biblioteca Nacional de Lisboa”, Revista de Estudios Extremeños, XLIII-1, Badajoz, 1987, pp. 226-227). El segundo documento fue publicado en Sevilla en 1652 (Relación en que se declara la traición que dos sargentos de diferentes naciones habían maquinado hacer en la Ciudad de Badajoz, entregando esta Plaza a los Portugueses, el Domingo 7 de abril deste año de 1652, Imprenta de Juan Gómez de Blas, Sevilla, 1652). También aparece en la Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa (“Historia de Badajoz. Continuación de la que escribió D. Juan Solano de Figueroa”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, Badajoz, pp. 358-559).
9.CORTÉS CORTÉS, F.: “ 1640-1668: Fortificaciones en Extremadura”, Revista de Estudios Extremeños, XLII-1, Badajoz, 1986, pág. 196.
10.Informe de Don Luis Venegas Osorio, Colección Aparici-XXVIII, I.H.C.M., Madrid, ff. 145v-146.
11.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 11 de enero de 1671, fol. 2.
12.GUERRA GUERRA, A.: “Ciento setenta años y dos años de vida del Hospital de la Concepción de Badajoz”, op. cit., pág. 431. Otras fuentes también inciden en el deterioro de las casas de esta zona (A.H.P., Badajoz, Prot. 713, 10 de julio de 1642, fol. 458; prot, 360, 21 de agosto de 1670, fol. 203). En el legajo 40 del Archivo de la Diputación nº 424 se repasan las cuentas del Hospital de la Vera Cruz entre los años 1668 y 1677. Especialmente interesante es el listado de casas sobre las que no se cobran censos por haberse arruinado. En dicho listado se incluyen varias casas en la calle del apendiz e incluso se añade que no quedó en pie ninguna casa en la calle (casas de Antonio Rodríguez, Gaspar Díaz y Cofradía del Ángel de la Guardia). También aparecen otras casas de la misma zona (esquina del Campillo).
13.Informe de Don Luis Venegas Osorio, Colección Aparici-XXVIII, I.H.C.M., Madrid, fol.146.
14.MELÉNDEZ TEODORO, A.: Cuarteles y dependencias militares en la plaza de Badajoz” Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, R.S.E.A.P., Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 23.
15.COVARSÍ, A.: “Extremadura artística. Los monumentos históricos-artísticos de la provincia de Badajoz. Alcázar, Torre de Espantaperros, y Recinto de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, VI-1, Badajoz, 1932, pág. 22. Hemos de apuntar también que en el plano de Coello se representa en esta zona una puerta que aparece identificada como la Puerta de San Antonio. Desgraciadamente no podemos fijar el emplazamiento exacto de dicha puerta.
16.CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia Extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tip. de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pág. 143.
17.PILO ORTIZ, F.: Un paseo por la Alcazaba Árabe de Badajoz, Autoedición, Aprosuba-3, Badajoz, 2002, pág. 71. Torres Balbás apunta que esta puerta se descubrió en 1939, gracias a las excavaciones de Jesús Canovas Pesini (TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 188, not.1). No podemos asegurar si fue Jesús Cánovas Pesini o Leopoldo Torres Balbás quien identificó primero la puerta. En este sentido sólo podemos asegurar que el mismo año 1939 Leopoldo Torres Balbás publicó un trabajo en el que identificaba y situaba a la Puerta del Alpéndiz (TORRES BALBÁS, L.: “Paseos arqueológicos por la España Musulmana. La alcazaba de Badajoz”, Revista de Estudios Extremeños, XII-3, Badajoz, 1938, pp. 257, 262 y 266).
18.PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156.



2. Portillo situado junto a la Puerta del Alpéndiz



Junto a la vieja Puerta del Alpéndiz encontramos otra entrada cuyo nombre nos resulta desconocido (1). Se trata de una puerta de acceso directo con arco de medio punto de ladrillo y doble sistema de cierre (rastrillo y batientes).





Leopoldo Torres Balbás estimó que tanto esta puerta como la del Alpéndiz eran de época islámica (2). Por el contrario, Fernando Valdés sostiene que la puerta fue abierta por los caballeros de Calatrava para controlar el paso a la Alcazaba y especialmente para cobrar los correspondientes portazgos (3). En nuestra opinión, la puerta pudo construirse durante la Guerra de la Restauración. Nuestra propuesta se basa en dos detalles:

-La puerta se abre a una altura considerable respecto al suelo exterior de la Alcazaba. En esta zona hay una enorme diferencia entre la cota del suelo del interior de la Alcazaba y la cota del suelo exterior. La puerta está construida tomando como referencia la cota del suelo del interior de la Alcazaba.
-La acitara del frente Este de la Alcazaba presenta un derrame hacia el exterior. Esta disposición se adoptó para ampliar el campo de tiro. Curiosamente el tramo de la acitara situado delante de la puerta no presenta dicho derrame.

Ambos detalles nos inducen a pensar que cuando se construyó la zona que precede a la puerta o estaba terraplenada o fue terraplenada al construirse la puerta. Es decir, la acitara no fue abocinada ya que estaba enterrada y la puerta se encuentra a una altura considerable del suelo pues la diferencia de cota entre el suelo del interior y el exterior de la Alcazaba se salvaba gracias al terraplén. A la vista de estos indicios, consideramos que la puerta debió abrirse, o al menos acondicionarse, tras terraplenase la zona para construir la media luna que se levantó en esta zona (Guerra de la Restauración de Portugal, 1640-1668). La puerta ya aparece en el plano de Badajoz del Krigsarkivet (Estocolmo). En dicho plano se muestra como Puerte del apendis, que esta serrada (4)

Las dificultades para fechar la puerta son una consecuencia directa de la falta de documentos que se ocupen de ella. En realidad, la mayor información procede de la puerta en si misma aunque debemos advertir que la escasa documentación que hemos conseguido reunir nos impide saber con un mínimo de certeza si la puerta conserva su estructura original o bien lo que contemplamos en la actualidad es fruto de una reforma realizada en 1677. Es decir, pudo existir en este mismo lugar una puerta islámica reformada después en el siglo XVII. Pese a todo debemos ceñirnos a la puerta que se ha conservado. En este sentido debemos señalar que dada su anchura parece diseñada para permitir el acceso de vehículos. Los vehículos que pretendían entrar en la Alcazaba por esta puerta sólo podían acceder a la puerta gracias a un terraplén que a modo de rampa permitiera salvar la acitara. En segundo lugar para superar la liza (espacio comprendido entre la acitara y la muralla) fue necesario su relleno, una pasadera de madera o un puente (5). En este línea debemos añadir que la existencia de dos entradas (Puerta del Alpéndiz y portillo contiguo) tan próximas y amplias no logramos entenderla sino es debido a que la primera estuviese cerrada cuando se configuró el portillo tal y como ha llegado a nuestros días.

Conocemos pocas obras relacionadas con la puerta. Sólo podemos señalar que en el Cabildo Municipal del día 11 de enero de 1677 se acordó reparar el porttillo q. cae a la puerta de la ttraicion (6). En este sentido debemos recordar que la Puerta del Alpéndiz (puerta de la Traición) fue cerrada durante la Guerra de la Restauración y después, cuando se terraplenó el semibaluarte de San Antonio, la vieja Puerta del Alpéndiz quedó enterrada y por tanto impracticable. Desde entonces la puerta que estamos viendo se convirtió en la única entrada de la Alcazaba en este sector que además comunicaba directamente con la campaña. Desconocemos la amplitud de la reforma del año 1677 que pudo limitarse a acondicionar los accesos o por el contrario suponer una ampliación. Es decir, antes de las obras pudo existir en este lugar un pequeño portillo pero tras cerrase la Puerta del Alpéndiz las autoridades municipales pudieron considerar necesario ampliarlo para permitir el paso de vehículos por ella. No estamos en condiciones de contestar a esta pregunta. Tampoco sabemos cuando se cerró pues Matías Lozano se limita a decir que se tapió en fecha “reciente”, con un débil muro que posteriormente fue parcialmente derribado (7).



NOTAS



1.Luis Plá la denomina Puerta del Perdón (PLÁ ORTÍZ DE URBINA, L.: “Informe sobre la Alcazaba de Badajoz”, I Simposio sobre castillos de la Raya entre Portugal y España, Asociación Española de Amigos de los Castillos, Madrid, 1984, pág. 156).
2.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 188.
3.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Las etapas constructivas de la alcazaba de Badajoz”, Bataliús, II, Letrúmero, Madrid, 1999, pág. 162.
4.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003. En realidad aunque la puerta que se marca en el plano es la que venimos tratando a la que se refiere a leyenda debe ser la vieja Puerta del Alpéndiz que en ese momento esta cerrada.
5.En la fachada exterior y a la altura del umbral se aprecia un reborde de ladrillo que sólo se aprecia en la zona contigua a la jamba. No logramos determinar si es un elemento original fosilizado en las sucesivas reformas o en realidad es sólo un fragmento reutilizado cuando se clausuró el vano.
6.A.H.M., Badajoz, 11 de enero de 1677, Libro de Acuerdos, fol. 2.
7.LOZANO TEJADA, M.: Las murallas de Badajoz, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, los Santos de Maimona, 1983, pág. 47.



3. Otras entradas



En este apartado incluiremos tanto los portillos que se abrían en el recinto principal de la Alcazaba como los que se encontraban en la acitara. Nos interesan especialmente los primeros y sobre todo los que pudieron estar en uso durante el siglo XVII. En efecto, en 1644 el Cabildo Municipal ordenó cerrar un portillo de la Alcazaba

“…Ay una torre q. se comunica por lo bajo con la muralla por dende salen y entran soldados y para que tenga remedio cosa tan necesaria mandose se sierre en toda forma…” (1)

El texto no permite identificar la entrada pues los dos portillos que vamos a ver se encontraban bajo una torre (Torre de la Vieja y Torre de las Siete Ventanas).

El primer portillo se encuentra en la Torre de la Vieja. Conocemos su localización gracias a una magnífica descripción del mismo que nos ofrece Rodrigo Dosma

“....el barrio puesto en frente de la torre nombrada de la Vieja, que se entiende la vieja ciudad, por la fortaleza, como población más antigua, á que otra ú otras después se añadiesen. En este caballero viejísimo ó saledizo con troneras, se señala puerta que debió servir al palacio, que por dentro alli llega. Entra en la torre abajo en la esquina oriental, como basa, una losa alva, cual al lado se pinta. Dicese notar culebras de Hércules: más tira á yedra de Baco que discurrió á España...” (2)

El portillo se abre en la cara frontal de la torre y da paso a un largo pasillo que discurre dentro de la torre hasta llegar a la Alcazaba a la altura del viejo Palacio Episcopal. El dintel que cubre el portillo es un spolia visigodo al igual que la losa alba, otro de los spolia reaprovechados en la esquina de la torre. El portillo quedó enterrado cuando se terraplenó el semibaluarte de San Antonio. Afortunadamente las excavaciones de Cánovas Pesini sacaron de nuevo a la luz al portillo y la torre (3). Antes de que Cánovas Pesini excavase el portillo, Francisco Coello sitúa en este entorno un portillo llamado de San Antonio aunque no parece que se refiera a nuestro portillo ya que en tiempos de Francisco Coello el portillo debía encontrase enterrado.





El segundo portillo se abre también en la base de una torre: la Torre de las Siete Ventanas. Según Torres Balbás

“…un pequeño resto de torre de mampostería, en el que se abre un angosto pasadizo (…) penetra el pasadizo hasta el interior del recinto de la fortaleza, y a 1,95 metros de su ingreso se encuentra una puerta que apenas tiene 1,30 de altura y cuyo batiente es la misma roca, que queda cerrada con un muro de argamasa. Tanto esto como el hecho de haber sido originariamente el pasadizo, que hoy queda abierto en el exterior de la fortaleza, obra interior de ésta, según demuestra la colocación de las quicialeras, indica que se trata de un resto de construcción aprovechada…”(4)

Adelardo Covarsí (1934) también estudió el portillo aunque, llevado por un deseo obsesivo por identificar restos romanos en Badajoz, como ya le sucedió a Rodrigo Dosma, planteó una hipótesis distinta a la de Torres Balbás. Según Adelardo Covarsí la torre en la que se abre el portillo puede ser de origen romano y el portillo

“…no se sabe ciertamente si constituyó una puerta de de entrada o un ventanal. Para considerarlo puerta está el hueco demasiado alto con relación al piso exterior, y para ser un ventanal se encuentra excesivamente bajo y asequible. Más bien hay que dar la razón a los que, muy versados en estas materias arqueológicas, lo consideran como un nicho u hornacina de origen romano en el que se dió culto a una deidad pagana. Es éste, ciertamente, un dato importantísimo que convendrá estudiar, porque haría mucha luz en los orígenes romanos de nuestra ciudad…” (5)

Es decir, Adelardo Covarsí considera que puede tratarse de un nicho u hornacina.

El portillo está estructurado en dos partes diferenciadas aunque no necesariamente diacrónicas:

A.En el interior se encuentra una entrada muy angosta pero de gran calidad. Estaba cubierta con un dintel del que sólo resta una parte. Por el contrario conserva dos “posibles” spolia reutilizados como ranguas. Como ya hemos adelantado, Torres Balbás considera que se trata de un portillo mientras que Adelardo Covarsí lo interpreta como una hornacina. A nuestro juicio parece tratarse de un portillo aunque debemos resaltar un detalle que no alcanzamos a explicar y es que las ranguas se encuentran en el exterior del portillo y no en la parte interior con es habitual en las puertas. Es decir, parece como si en principio el portillo no comunicase con el exterior, como sucede en la actualidad, sino a un espacio cerrado y sin comunicación directa con el exterior de la fortaleza. Tampoco resulta fácil fechar la obra. Según el profesor J. Zozaya los portillos a dintel o con arco son difíciles de fechar aunque suelen ser más antiguos los portillos con arco pero, también hay excepciones, es decir, portillos arcaicos a dintel(portillos de la Puerta Vieja de la Bisagra y los de Talavera de la Reina) (6). Por su parte Torres Balbás consideró que era el único testimonio de las defensas aftasidas de la Alcazaba aunque actualmente se considera que el frente norte de la Alcazaba y las corachas son obras almohades (7).

B.En el exterior se abre un arco de medio punto que cierra un vano largo y estrecho. Un pasillo abovedado comunica el portillo interior con esta nueva entrada. El portillo exterior carece de mocheta pero es posible que los sillares exteriores, situados a la altura de la línea de impostas, se utilizaran como ranguas. Las diferencias técnicas entre ambos portillos son muy evidentes (dintel en el interior y arco en el exterior) pero en la unión de ambos portillos no se aprecian evidencias definitivas como para asegurar que este último esté adosado al primer portillo. Con motivo de las obras para cerrar la brecha de las aguas (siglo XVIII) el portillo exterior y pasillo abovedado pudieron verse afectados si bien desconocemos en que proporción, es decir, si se construyeron en esta reforma o simple sufrieron modificaciones puntuales (8). El acceso al portillo exterior era muy complicado dado el enorme desnivel del cerro en este punto y especialmente por un muro que se extiende delante y forma un escalón que no resulta fácil de superar.

Además de los dos portillos que hemos descrito conocemos otros que se abrían en la acitara. El primero fue descubierto por Fernando Valdés en el curso de la campaña de excavaciones que realizó en el año 1977. El portillo se abría en la acitara que se extiende entre las torres del Ahorcado y el Pendón. Según Fernando Valdés ponía en comunicación la acitara con el exterior de la Alcazaba. En la excavación apareció el banco que servía de asiento al centinela. No obstante, fue clausurado por los propios almohades, por tanto, se sale del marco cronológico que nos hemos marcado para este trabajo (9). A este portillo habría que sumar los que hemos propuesto en el entorno inmediato de la Torre de la Vieja.

En el trabajo de Francisco Pilo sobre la Alcazaba propuso situar una puerta junto a la entrada del polvorín del Metido (10). Los últimos hallazgos realizados por Carlos y Rocío Sánchez Rubio en el Krigsarkivet (Archivo Militar, Estocolmo) vienen a confirmar la genial intuición de Francisco Pilo (11). En efecto, el plano que representa la Alcazaba a mediados del siglo XVII muestra como la acitara de la zona del Metido presenta un quiebro que parece configurar una entrada en recodo que pudiera tener su correspondencia con la puerta del recinto principal que intuyó Francisco Pilo junto a la entrada del polvorín del Metido.

No podemos terminar sin abordar el asunto de la puerta falsa de las casas de Melchor Juárez. El día 7 de diciembre de 1640, las autoridades municipales ordenaron tapiar varias puertas de la ciudad entre ellas la citada puerta falsa. Según Arcadio Guerra en el año 1622 este personaje vivía en la Plaza Alta (12). Desconocemos en que documento se basó Arcadio Guerra pero lo cierto es que no estaba equivocado ya que en el Cabildo Municipal del día 31 de enero de 1658 se apunta que las casas de Melchor Juárez se encontraban junto al Ayuntamiento (13). Si esto es así, no resultaría extraño que el Cabildo Municipal ordenase tapiar una puerta que pudiera comunicar la Alcazaba con la Plaza Alta. Asimismo en el listado para el reparto de la moneda forera se menciona a la viuda de Melchor Juárez, tendero, que vivía en la calle de la boca de la plaza y meson del rincón En este caso, y pese a la coincidencia en el nombre, resulta claro que no se trata del mismo personaje citado en el cabildo del día 7 de diciembre (14).



NOTAS



1.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 5 de diciembre de 1644, fol. 101.
2.DOSMA DELGADO, R.: Discursos pátrios de la real ciudad de Badajoz, Biblioteca Histórico-Extremeña, Comisión de Monumentos, Badajoz, 1870, pp. 97-98. En la primera edición de la obra de Rodrigo Dosma no aparecía la referencia a la losa alba (pp. XXXII, not.1, 98)
3.Sobre las excavaciones puede consultarse CASTÓN DURÁN, F.: Viejos valores pacenses, Excmo. Ayuntamiento, Tipografía de la Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1949, pp.45, 161-163; LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, Colegio de Arquitectos de Extremadura, Grafisur, Los Santos de Maimona, 1983, pp. 50-52.
4.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba almohade de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 174.
5.COVARSÍ, A.: “Visión arqueológica de Badajoz”, Revista del Centro de Estudios Extremeños, VIII, Badajoz, 1934, pp. 145-146.
6.ZOZAYA, J.: “¿Fortificaciones tempranas?”, 1º Congreso de Castellología Ibérica, Diputación Provincial, Plasencia, pág. 110.
7.TORRES BALBÁS, L.: “La alcazaba de Badajoz”, Al-Andalus, pág. 174.
8.La brecha de las aguas había sido abierta por las lluvias del invierno del año 1762. Los proyectos, planos y obras para cerrar la brecha de las aguas se pueden seguir en CASTÓN DURÁN, F.: Rincones de la historia extremeña, Publicaciones del Monte de Piedad y Caja General de Ahorros, Tipografía Viuda de A. Arqueros, Badajoz, 1945, pp. 151-157; TEIJEIRO FUENTES, J.; MELÉNDEZ TEODORO, A.: La fortificación abaluartada de Badajoz en los siglos XVII y XVIII, Autoedición, Tajo-Guadiana, Badajoz, 2000, pp. 234-237.
La relación temporal entre ambos portillos no es fácil de establecer aunque si me viera forzado a definirme me inclinaría por pensar que se construyeron al mismo tiempo o están separados por un lapsus temporal muy corto.
9.VALDÉS FERNÁNDEZ, F.: “Excavaciones en la Alcazaba de Badajoz”, En torno al Badajoz Islámico, Colección arte/arqueología, Diputación Provincial, Badajoz, 2001, pp. 80, 83 y 85.
10.Matías Lozano había situado una puerta en el exterior de la Alcazaba y coincidiendo con el polvorín del Metido. La que propone Francisco Pilo se encuentra en la actualidad junto a la entrada del Polvorín (PILO ORTÍZ, F.: Paseos por la alcazaba árabe de Badajoz, Aprosuba, Badajoz, 2004 pág. 4; MELÉNDEZ TEODORO, A.: Cuarteles y dependencias militares en la plaza de Badajoz” Apuntes para la Historia de la Ciudad de Badajoz, R.S.E.A.P., Diputación Provincial, Badajoz, 2005, pág. 22. LOZANO TEJADA, M.: Badajoz y sus murallas, op. cit., pág. 48).
11.SÁNCHEZ RUBIO, C. M.; SÁNCHEZ RUBIO, R.: Badajoz en el Krigsarkivet. El hallazgo de la visión más lejana, Excmo. Ayuntamiento, Badajoz, 2003.
12.GUERRA GUERRA, A.: Escribanos badajocenses del siglo XVII. Notas preliminares, Diputación Provincial, Institución de Servicios Culturales, Badajoz, 1977, pág. 32.
13.A.H.M., Badajoz, Libro de Acuerdos, 31 de enero de 1658, fol. 7v.
14.A.H.M., Reparto para la moneda forera, Libro de Acuerdos, año 1640, fol.14